A unos días de la Navidad, elevamos nuestra oración para alcanzar la tan anhelada paz, que no es solamente un sueño, sino una encomienda que tenemos como Iglesia hasta el fin de los días: No cesaremos en nuestro llamado, no nos vamos a rendir. Queremos paz, queremos justicia.
Perseverar es permanecer constantes en el bien, aunque la realidad parezca adversa, aunque los asesinatos no cesen, aunque la violencia aumente, Jesús nos pide ser persistentes en lo que a Él le importa. Y si estamos cerca de Jesús, no habrá nada que temer, ni siquiera al mal que existe en nuestro entorno, pues nuestra esperanza está puesta en Jesús que transforma los corazones de los hombres.
En esta Navidad, hacemos un llamado a la sociedad para acercarse al pesebre y, en silencio, escuchar lo que Jesús nos pide para así atender lo realmente importante, lo que a todos nos afecta, lo que verdaderamente necesitamos.
Pensemos: ¿qué es lo que realmente necesito en mi vida?, ¿qué es lo que realmente me hace falta?, ¿qué es lo que puedo hacer para ser testigo de mi esperanza en Jesús?
Y atendamos el llamado del Papa Francisco, que nos dice “contagiemos todo y a todos con nuestra maravilla: de casa en casa, de parroquia en parroquia, de ciudad en ciudad, de nación en nación. Así difundimos felicidad, confianza y consuelo”.
Recordemos que en la Iglesia hay lugar para todos, y quien se pregunte si también para los pecadores, les decimos ¡especialmente para los pecadores!, pues Jesús, ese Niño que está en el pesebre, ¡vino por los pecadores!
Además, esta Navidad será especial, pues marcará el inicio del Año Jubilar de la Iglesia Universal al que nos ha convocado el Papa Francisco, con el objetivo de renovar nuestro corazón y mantenernos firmes en la esperanza.
En la Arquidiócesis Primada de México, invitamos a todos los ciudadanos a participar en la apertura del Año Jubilar en la Catedral Metropolitana este 29 de diciembre. Las actividades comenzarán con una peregrinación que saldrá desde la Plaza Tlaxcoaque a las 9:00 horas, y que será recibida por el Cardenal Carlos Aguiar Retes, en el Zócalo capitalino para después ingresar a la Catedral y así dar inicio a los ritos de este histórico momento.
Este evento además significará el inicio de un año en el que todos podrán recibir la indulgencia plenaria, que significa la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, cumpliendo determinadas condiciones, una de ellas, el cruzar el Pórtico del Jubileo en la Catedral Metropolitana.
Aprovechemos esta valiosa oportunidad para reiniciar en nuestras vidas una mejor relación fraterna con las personas que nos rodean siendo mediadores de reconciliación y constructores de paz.
Invitamos a todos a que esta Navidad sea un momento para renovar nuestro corazón, para poner ante el pesebre nuestras heridas y dejar que sea Jesús quien las sane, con su amor y ternura, y juntemos el grito de nuestros corazones: ¡Basta de violencia!, ¡Queremos paz!
Busquemos la oración, como esa acción que libera y purifica, que nos ayuda a expresar nuestro agradecimiento y nos permite llevar con sencillez y humildad nuestras peticiones ante el Niño que nace.
¡Feliz Navidad y feliz inicio del Año Jubilar!
Impresiona la cantidad de películas de temas navideños, pero casi en ninguna se muestra un…
Su acción es una gran muestra de la solidaridad humana frente a quienes están en…
El agradecimiento, especialmente en tiempos difíciles, es una práctica que transforma nuestra perspectiva, nos acerca…
Los animales no son imagen de Dios, y el hombre sí lo es
El ángel promete la señal de veracidad del mensaje haciendo referencia al embarazo de su…
Sobrados en imaginación, los primeros frailes en llegar a lo que hoy es México emplearon…
Esta web usa cookies.