El día de las elecciones se acerca y el tiempo para que los candidatos conquisten la simpatía del votante se agota. En este escenario, observamos con preocupación el aumento de la tensión política y la polarización social.
Las campañas electorales son el espacio y tiempo para que quien aspira a un puesto de elección popular ponga sobre la mesa las propuestas con las que buscará mejorar las condiciones del pueblo que lo eligió.
Sin embargo, si este periodo se transforma en escenarios de confrontaciones personales y descalificaciones, se desvirtúa su propósito y se incrementa la polarización. Así, un ambiente de hostilidad no solo desanima a los votantes, sino que también socava la confianza en el proceso electoral.
Por ello es fundamental que todos los candidatos, y particularmente, las dos candidatas y el candidato a la Presidencia comprendan la responsabilidad que tienen para elevar el nivel del debate político y se enfoquen en presentar propuestas concretas y soluciones viables a los problemas que enfrentan los mexicanos.
Un periodo de campañas plagado de agresiones y descalificaciones puede influir significativamente en el comportamiento de los seguidores de quienes aspiran a dirigir los destinos de México, lo que puede traducirse en un ambiente electoral tenso y violento. Por el contrario, un proceso respetuoso y fundamentado puede fomentar un clima de paz y cordialidad, donde las diferencias se discuten de manera civilizada y se respetan las opiniones de los participantes.
Otro de los elementos fundamentales del proceso electoral en curso es la participación cívica, ya que los ciudadanos no solo tienen el derecho, sino el deber de informarse y participar de manera activa y consciente. Para que esto sea posible se necesita de un ambiente seguro, libre de intimidaciones y de violencia.
La Iglesia Católica ha asumido con determinación su papel cívico y su obligación democrática impulsando campañas para alentar a los ciudadanos a participar en las elecciones y para que, luego de informarse y reflexionar, acudan a las casillas a emitir su voto.
A dos semanas de que se lleve a cabo la jornada electoral del 2 de junio y con la plena esperanza de que se desarrolle de manera pacífica y democrática, invocamos la protección de Nuestra Madre la Virgen María de Guadalupe y le pedimos su intercesión para que las elecciones se desarrollen en un ambiente de respeto y tranquilidad.
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