La gran fiesta de todos los cristianos es la Resurrección de Cristo: la Pascua. Más allá de la crueldad de la cruz y de la oscuridad de la muerte, está la respuesta de Dios a la realidad humana: la vida plena y glorificada que se ha manifestado en Cristo resucitado.
Cuando Jesús fue crucificado, muchos creyeron que habían logrado acabar con Aquel que es la Vida y el Amor. Otros, entristecidos, pensaron que la injusticia humana había sepultado para siempre la esperanza que Jesús ha traído para todos. Y unos más, invadidos por el pesimismo, pensaron que el mal había triunfado definitivamente sobre el bien.
Sin embargo, en medio del silencio y de la oscuridad de la noche, surgió la Luz, la Vida, la Resurrección. Este es el gozo de la vida cristiana, que sigue brillando para toda la humanidad, como el sol que ilumina a todos.
En esta Semana Santa, millones de creyentes han renovado su fidelidad al camino de Cristo, lo que implica el reconocimiento de la vida como un don de Dios y la aceptación de la misma como una bendición.
Renovar la fidelidad al camino de Cristo es decir no a la violencia, no a la delincuencia, no a la corrupción, no al crimen, no a los abusos de autoridad, no a la trata de personas, no a las extorsiones, no a todas aquellas prácticas que deterioran el tejido social y lastiman las relaciones entre hermanos.
Jamás debemos acostumbrarnos a las acciones violentas de los criminales que acaban con la vida de miles de jóvenes en México debido a la lucha entre bandas rivales del crimen organizado; jamás bajemos los brazos ante aquellos que quieren acabar con la vida de nuestros adolescentes y jóvenes haciéndolos adictos; jamás dejemos de sentir indignación por los abusos contra nuestros hermanos migrantes, ni por los actos corruptos que nos hunden como nación.
Como bien dice el Papa Francisco: “Necesitamos al Crucificado Resucitado para creer en la victoria del amor, para esperar en la reconciliación. Lo necesitamos a Él, para que, poniéndose en medio de nosotros, nos vuelva a decir: ‘¡La paz esté con ustedes!’”.
Celebrar la Resurrección de Cristo es mirar más allá de la oscuridad de la cruz, que nos muestra cómo la injusticia humana, en todas sus versiones, ha tratado de acabar con la vida en todas sus formas.
Jesús ha resucitado, mostrando de una vez y para siempre que la vida es más fuerte que la muerte.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
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