El año 2020 está a la puerta, y presenta retos especiales para México, a los que es indispensable respondamos juntos para afrontarlos con éxito y en beneficio de todos los miembros de esta Iglesia arquidiocesana.
En este año que termina hemos dado pasos importantes y no fáciles de comprender y de asumir, pero que exige la pluralidad cultural de nuestra querida ciudad. La creación de tres nuevas Diócesis y la nueva conformación de la Provincia Eclesiástica de México, el ajuste de los Decanatos y las Zonas Pastorales, quedando en 39 los primeros y en 7 las Vicarías Episcopales territoriales. Así como la centralización de la administración diocesana. A lo que se suman las Parroquias in solidum y la reestructuración de las Vicarías de Pastoral y de Laicos en el mundo.
Las comunidades parroquiales, las diversas comisiones y estructuras diocesanas, tanto en el orden de la pastoral, como de la administración o de la comunicación, así como movimientos laicales y comunidades de consagrados, hemos de impregnarnos de un sentido misionero y de una actitud de servicio; sin estos elementos fácilmente nos alejaríamos de la tarea que nos dejó Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio” (Mc 16, 15).
Y con la misma tónica –de cercanía y encuentro- estamos planteando los pasos que se darán en el año que está por comenzar y que se enfocarán hacia un acontecimiento clave que requiere la participación abierta y decidida de cada bautizado: la Asamblea Diocesana de 2021.
El presente número de nuestro semanario está proyectado para dar una pauta -general y panorámica- de lo que cada agente, cada decanato, cada vicaría territorial, ha de implementar en lo concreto y particular, y siempre en un espíritu de comunión y corresponsabilidad.
La Visita Pastoral a las parroquias tiene, como finalidad central, ser un encuentro del Obispo con las diversas comunidades, requerirá de una atención especial que nazca desde la plegaria, que avance por el compromiso y que desemboque en el servicio a los habitantes de esta gran Ciudad de México.
Les pido la participación de pastores y fieles, de cada organismo pastoral y de cada colaborador parroquial o arquidiocesano, para que el trabajo en conjunto manifieste la vocación y misión de la Iglesia.
Estoy convencido de que las iniciativas específicas y las orientaciones generales pueden empatar gracias al esfuerzo y calidad laboral que cada quien ofrezca, gracias a la disponibilidad del corazón de todo bautizado, y gracias –finalmente- a la presencia de Jesús en medio de su pueblo, pues uno es el que planta, otro es el que riega, “pero es Dios quien da el crecimiento” (1Co 3, 6).
Invito a cada feligrés para que participe, con generosidad y sencillez, en las actividades y eventos previstos para 2020, mismos que nos renovarán en el seguimiento de Cristo y que nos llevarán a su encuentro en nuestros semejantes, principalmente en los más necesitados.
Envío a todos y a cada uno de los miembros de esta amada Arquidiócesis la bendición y expreso el gusto y emoción que estoy viviendo ante las tareas planteadas para el futuro próximo. Que Santa María de Guadalupe nos mantenga en el cruce de sus manos.
+Carlos Cardenal Aguiar Retes
Arzobispo Primado de México
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.