Un hecho muy natural y obvio es que cada sociedad o grupo cumple sus objetivos y se consolida en su misión, gracias a que cada miembro colabora al bien de todo el organismo.
Esto sucede tanto con el engrandecimiento de México –Patria querida-, como con la misión de la Iglesia –familia de los hijos de Dios-, y ni uno ni otra son posibles por la fantasía de un providencialismo que anhela todo como caído del cielo. Es el trabajo de cada mexicano y de cada católico lo que hará grande y eficaz la labor de cada institución.
Para iniciar el año con propósitos claros y posibles, bien cabe recordar la responsabilidad de cada fiel en el sostenimiento del trabajo de la Iglesia, pues gracias a la colaboración ordinaria o especial, es posible llevar adelante obras de apostolado, iniciativas de caridad y solidaridad, promoción vocacional, sostenimiento de sacerdotes en activo y atender en su vulnerabilidad a nuestros sacerdotes mayores que han dado la vida en nuestra Arquidiócesis, entre otras. En el número de Desde la fe impreso de este 5 de enero, puedes conocer más de los sacerdotes eméritos y de su importancia para la Iglesia Católica.
El Diezmo constituye una oportunidad especial de manifestar la gratitud y el amor a la Iglesia, de quien tanto bien se recibe en obras sociales y de apostolado.
El Diezmo es una oportunidad especial de calibrar la seriedad con que asumimos nuestra fe, que no sólo consiste en esperar recibir de Dios bendiciones medidas en abundancia material, sino en corresponder, apoyando a la Iglesia para que realice el plan de Dios en el mundo con nuestro servicio y con nuestros bienes materiales que sostienen, respaldan y hacen posibles tantas obras sociales.
La Iglesia nos enseña que los fieles tienen el deber de ayudarla en sus necesidades, de modo que disponga de lo necesario para el culto divino, las obras de apostolado y de caridad y el conveniente sustento de los ministros (Código de Derecho Canónico 222 § 1).
Técnica y literalmente hablando, el Diezmo equivale a la décima parte de nuestros ingresos, ofrecidos en honor de Dios, para apoyar las actividades eclesiales y apostólicas; pero la Iglesia sabe de las dificultades, tareas y responsabilidades ordinarias de cada fiel cristiano, por ello, insiste en una colaboración especial en la medida de sus posibilidades: al menos un día del salario que se percibe O un día de las ganancias obtenidas en el comercio o en la empresa. Y siempre desde la generosidad del corazón, que agradece a Dios todos sus beneficios.
La Campaña del Diezmo en la Arquidiócesis Primada de México ya está en marcha. Con la calidez y generosidad de tu aportación podremos seguir adelante en la misión de toda la Iglesia.
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