Page 19 - Impreso
P. 19

  ANGELUS DOMINICAL Por P. EDUARDO LOZANO
OPINIÓN /
se nos presenta como el Ungido del Señor, enfrentando a sus paisanos incrédulos que terminaron queriendo arrojarlo al precipicio; y cuando termina de escribir se nos pre- senta como el nuevo Moisés que deja atrás una ley de castigo y muerte para abrir paso a una ley de perdón y vida... SI ENTRE LOS LECTORES de esta columna hay algún neu- rolingüista o psiconeurólogo, que me dé permiso para decir -sancochadamente- que la evolución no nos diseñó para ser usuarios de una lengua escrita, que el hecho de leer y escribir no está en nuestra genética hu- mana, y por eso mismo la alfabetización -o su equivalente- constituye un tremendo invento que nos define como civilizados, y será lo que nos permita seguir abriendo puertas y ventanas al futuro que nos espera como raza humana... DICEN LOS NEURÓLOGOS que los pliegues del cerebro se hacen más abundantes y complejos cuando sabemos leer y escribir, cuando aprendemos otra lengua y cuando desarrollamos habilidades mentales; casi que un cerebro sin tantos pliegues es como una tierra que no se labra: plana, árida, sin fruto... NO TE VAYAS con la finta de que tener un aparatito en la mano y utilizar sólo dos dedos para “copy/paste”, te hará superior o mejor que cualquier des- fasado tecnológico que sigue utilizando lápiz y papel para escribir una carta, aunque sea de amor... “ME IMPORTAS TÚ, tú si escribes muy bonito; para ti soy libro abierto: ¡escribe en mí, te necesito!”; en efecto, ya casi te oigo cantar -y con toda emoción- lo que escribió y cantó Gerardo Reyes, y que hoy me sirve como cabal invitación para que no te re- signes a ser analfabeto práctico, para que no te quedes como moderno incivilizado ni te conformes la con terrible oscuridad mental que produce tu pila completamente cargada, para que te decidas a seguir leyen- do y escribiendo como Dios manda, y no solo retuiteando memes, emojis, gifs, y toda la sarta de neopingos informáticos...
         ALFA, BETA Y GAMA son las tres primeras letras del alfabeto griego, cuyos anteceden- tes fenicios forman una bisagra entre la escritura cuneiforme que imperó en el medio oriente hace ya cinco mil años, y los diversos alfabetos que hoy utilizamos en la parte occidental del mundo, y que em- pezaron a tomar forma hace apenas dos mil quinientos años, o sea ¡la mitad de la historia de la escritura occidental!... AL IGUAL QUE EN CHINA y en otros pueblos dispersos por todo el orbe, ninguna civilización pudo lograr un crecimiento digno de tal nombre sin un modo para transmitir las ideas y los conceptos de modo más preciso, más con- creto y más estable como lo facilita la es- critura... DICHO DE OTRO MODO: si escarbas debajo de las pirámides de Egipto o de un zigurat mesopotámico, o si buscas los ci- mientos de la muralla china o debajo de los moáis de la Isla de Pascua, lo que en- contrarás son ideogramas, jeroglíficos y signos, que finalmente derivaron en letras y números; y conste que la Gran Muralla y los monolitos antropomorfos rapanuenses son relativamente muy, pero muy jóvenes... LAS DICHAS LETRAS -y las que le siguen- también se han utilizado para identificar y nombrar rayos, proteínas, partículas, genes, robots, estrellas, medicinas, tipos de com- portamiento animal, escuadrones de avia- ción, razas ficticias, conceptos confusos, cantidades abstractas, variables geométri- cas, ciclones, y ahora también derivados del SARS-CoV-2: ¡qué cosas!... EL ABECEDA- RIO QUE USAMOS (latino, por supuesto) ter- mina con la letra zeta, la misma que utilizamos para representar el sueño o la hora de dormir; yo quiero imaginar que la razón es -sencillamente- doble: tanto por el cierto siseo que hacemos al respirar tan relajadamente, como porque al final del día ya no nos queda otra cosa que echar mano de la última letra... POR SU PARTE, el alfabeto griego termina con la letra omega que, unida
[email protected]
a la letra alfa, es la misma letra que has visto en múltiples ocasiones para repre- sentar a Cristo, principio y fin, el primero y el último, tal como está escrito en el libro del Apocalipsis (22, 13)... A DECIR VERDAD, te diré que no sé por qué razón comencé ha- blando de letras, pero ya entrados en el discurso, te quiero sugerir que sigas leyendo y escribiendo con pluma o lápiz y papel, que escribas recados o recetas, que leas periódicos o libros, que no te conformes y te limites a la pantallita portátil, que no te quedes en lo práctico e improvisado de un mensaje de voz o en lo breve y fugaz de un minivideo hecho con tu aparatito... VER Y OIR NOS VINCULAN con el mundo animal superior (no con los moluscos ni con los insectos), y la capacidad de hablar nos dis- tingue específicamente como humanos, pues ahí se manifiesta la inteligencia que establece comunicación conceptual; y cuando desarrollamos la capacidad de leer y escribir, es porque nos montamos en un vehículo que nos puede llevar -como dice un oxímoron cinematográfico- “al infinito y más allá”... EN EL EVANGELIO de san Lucas (4, 16-30) se narra cuando Jesús asistió a la sinagoga y pidió el libro del profeta Isaías y leyó; por su parte, San Juan (8, 1-11) nos retrata a Jesús inclinado hacia el suelo y escribiendo nadie-sabe-qué, ¡como si la tierra misma fuera el inmenso papel de nuestra miseria humana, y su dedo fuera un divino lápiz que escribe nuestra salva- ción en letras de misericordia!... EN OTRAS PALABRAS: cuando Jesús termina de leer
“Jesús se inclinó hacia el suelo y escribió como si la tierra misma fuera el inmenso papel de nuestra miseria humana”.
  www.desdelafe.mx desdelafemx
desdelafe.oficial desdelafe DesdelaFeOficial 27 de junio de 2021 19


























































































   17   18   19   20   21