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  CULTURA/EN ALIA
EN CAMINO Por JAIME SEPTIÉN*
Un kintsugi pHara México
ce poco leí en El País una definición del kintsugi que me deslumbró. Es del es- critor argentino Andrés
Neuman y su novela Fractura. “Cuando una cerámica se rompe, los artesanos del kintsugi insertan polvo de oro en cada grieta, subrayando la parte donde se que- bró. Las fracturas y su reparación quedan expuestas en vez de ocultas, y pasan a ocupar un lugar central en la historia del objeto. Poner de manifiesto esa memoria lo ennoblece. kintsugi
Aquello que ha sufrido daños y sobre- vivido puede considerarse entonces más valioso, más bello”.
Es exactamente lo contrario de lo que hacemos en estos momentos de fractura en México. Lejos de intentar volver la vida pública en un modo de felicidad, la esta- mos convirtiendo en un callejón sin salida. Por el norte la violencia, por el sur, la violencia. Por todos lados la descalifica- ción. No somos vecinos, somos enemigos. Y desde la más alta tribuna del país, lejos de insertar “polvo de oro” a la fractura entre mexicanos, se alienta su “pegamen- to” con el detritus de la venganza, las amenazas, el encono y el desquite.
Qué pena que esta vieja técnica japo- nesa, tan estimable, donde lo roto se pega con lo mejor, en México sea cosa de risa. Aquí seguimos dirimiendo las rupturas a balazos disfrazados, tercamente, de abra- zos. ¿Habrá en el horizonte del 2024 un o una estadista que practique el kintsugi para nuestra adolorida Patria?
Periodista y director del periódico católico El Observador de la actualidad.
           NZA CON
DOS CATÓLICOS GUINNESS
¿Qué tienen en común sor
André y Juan Vicente?
 Por El Observador / Redacción @observacatholic
S on dos récord Guinness: Lucille Randon, Sor An- dré, francesa, monja de las Hijas de la Caridad, con 118 años cumplidos el pasado mes de febrero, y Juan Vicente Pérez Mora, venezolano, que el 27 de mayo cum-
plió 113 años.
UN RETRATO DE SOR ANDRÉ
Nacida en Alès, en el sur de Francia, el 11 de febrero de 1904, Lucille se convirtió en monja en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. Antes había trabajado como maestra, gobernanta y durante el conflicto, cuidando niños. Su secreto físico para lograr longevidad dice su cui- dador (pues Sor André vive en una re- sidencia para mayores y está ciega) es tomar un vaso de vino tinto todos los días del año. A los 116 años se contagió de Covid. Pasó una semana y se curó. Es la persona más vieja del mundo, la monja más antigua y la mayor de todos los que se han recuperado del virus.
UN RETRATO DE JUAN VICENTE
Es venezolano, nacido el 27 de mayo de 1909. Acaba de recibir el récord Guinness como el varón más viejo del mundo, tras la muerte del espa- ñol Saturnino de la Fuente, quien murió con 112 años y 341 días. Nació en el poblado de El Cobre. Solamen- te fue cinco meses a la escuela. Su maestra, Carmen, enfermó. Pero le dio un cuaderno y ahí se puso a escribir. Fue alguacil, campesino y muchas otras actividades. Duró 60 años casado con su esposa Ediofina del Rosario García. Su secreto para llevar una larga vida es, justamente, el contrario de Sor André: no beber mucha “micha” (mucho alcohol).
¿QUE LOS UNE?
La fe católica. Sor André dejó su carrera de maestra para convertirse en cuidadora de los pobres de San Vicente de Paúl. Mientras que Juan Vicente confiesa que reza, por lo menos, dos veces al día el santo Rosario. ¿Se puede tener mejor ejemplo de que la fe tiene mucho que ver con una vida larga y feliz?
         14 29 de mayo de 2022 desdelafemx desdelafe.oficial desdelafe DesdelaFeOficial www.desdelafe.mx
 











































































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