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  ANGELUS DOMINICAL Por P. EDUARDO LOZANO
OPINIÓN / [email protected]
universal- y la verdad no es que nuestros quehaceres pastorales vayan ni como Dios quiere ni como tan pulcramente lo hemos planeado, pero ahí donde los errores hu- manos y eclesiásticos, teológicos o pasto- rales, son más rancios y crasos, justo ahí en donde ¡Dios asiste! y va llevando derro- teros acordes a su voluntad y hasta de la manera más inesperada... PREGUNTÉ CON SOBRADA argucia a mis feligreses qué es lo que hace falta a nuestra comunidad pa- rroquial, a la ciudad, al mundo en general para que vayamos mejor, para que no me- tamos taaaanto la pata, y las respuestas variopintas apuntaron un común denomi- nador: que son tantas las carencias y así de grandes, que solo porque ¡Dios asiste! es que vamos adelante muy a pesar nues- tro... DESTIERRA DE TU CABEZA y corazón la idea de que la teología es propia de aca- démicos y letrados, menos de élites y sa- bihondos o sabiondos (já, las dos formas son correctas); más bien implanta la con- vicción de que la teología –como cualquier otra disciplina científica- requiere seriedad y practicidad, necesita sistematicidad y profundidad, le urge honestidad y sencillez, cosas que -¡sí!- siempre pude ver en Doña Chuy, mi teóloga de calle, cuyos guisos yu- catecos sigo extrañando porque los saboree y disfruté con acendrada teología...
         HOY RECURRO A LA AFIRMACIÓN –clara, di- recta y contundente- hecha por una teóloga de calle (no de aula), añejada en la fe que profesó desde su infancia (no aprendida en libros), moreliana de origen y viuda de un yucateco para quien aprendió a cocinar lo típico de la península, que siempre tenía palabra para responder y respeto para re- partir, conocida entre sus vecinos como Doña Chuy, y ciertamente ya gozando del cielo no por teóloga sino por buena hija de Dios... “DONDE TODO FALTA, Dios asiste” solía repetir para confesar la Providencia Divina y no olvidar nuestras miserias humanas, tan sobradas de quejumbres y acusaciones, tan colmadas de reclamos y desconfianzas, tan frecuentes y repetidas como lo que son: miserias y humanas... AL CALIFICAR A DOÑA CHUY como “teóloga de la calle” puedo jurar que le hago honor y agasajo su memoria por tres razones: 1) quien se dedica a la teología lo hace con conocimiento serio, sistemático y profundo, 2) si la califico “de la calle” es porque no se enfrascaba en disquisiciones académicas rayanas en alambicadas proposiciones, sino porque era práctica y sencilla, y 3) cuando se ponía formal parecía tener alcurnia caciquil y cuando era informal era capaz de hacer broma y chiste hasta desternillarse por pura gracia de Dios... HEMOS CREADO Y MULTIPLI- CADO estructuras, proyectos y planes so- ciales, políticos, económicos, académicos, eclesiásticos, culturales, científicos –et alia- pero no siempre hemos logrado ser mejor sociedad, ni vivir una política auténtica, ni hemos alcanzado una estabilidad econó- mica, ni hemos mejorado académicamente, ni eclesiásticamente, es decir, algo sigue haciendo falta... DE AHÍ QUE LA AFIRMACIÓN –constante- de Doña Chuy sigue vigente y eficiente en su más puro y profundo sen- tido: “Donde todo falta, Dios asiste”; pero exclúyanse voluntariamente de estas afir- maciones quienes tienen un prurito
providencialista o son proclives a la super- ficialidad comodina, pues ambas posturas –la primera pseudo-teológica y la segunda antihumana- terminan derrapando en un ateísmo morboso e inútil, como lagañas matutinas que no te dejan ver la realidad... VUELVO A LO DICHO por mi teóloga de calle y -¡en efecto!- Dios va asistiendo donde estructuras y estrategias –de todo tipo- se van quedando cojas, tuertas o mancas, donde por más ciencia y tecnología que aplicamos de plano no resolvemos nada, donde por más razonamientos y previsio- nes que establecemos terminamos sin fruto ni efecto, donde por más autoridad y ne- gociación concluimos con manos vacías y corazones rotos... AYER MIRABA LA ENTRE- VISTA a dos políticos “de oposición” y su posición parecía sensata y equilibrada, pues lejos de despotricar y repartir lodos oca- sionales, hacían recuento de logros alcan- zados por esfuerzos de décadas y de múltiples actores y estructuras socio-po- líticas, mismos que han favorecido a me- jorar nuestra maltrecha democracia (siempre puede estar peor), y lograba ver -¡aunque no me lo creas!- que donde falta la conducción debida, Dios asiste en la concordia y honestidad que traslucían aquellos hombres... REVISABA YO VARIADAS noticias de la Iglesia –tanto local como
       Destierra de tu cabeza y de tu corazón la idea de que la teología es propia de académicos y letrados.
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29 de mayo de 2022 17
























































































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