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 domingo 10 de abril de 2022
L’OSSERVATORE ROMANO
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 el realizarse las «condiciones que permi- ten a las asociaciones y a cada uno con- seguir lo que les es debido según su na- turaleza y su vocación» (n. 1928). Queridas amigas, ya es evidente que la buena política no puede venir de la cul- tura del poder entendido como dominio y opresión, sino solo por una cultura del cuidado, cuidado de la persona y de su dignidad y cuidado de nuestra casa co- mún. Lo prueba, lamentablemente de forma negativa, la guerra vergonzosa a la que estamos asistiendo.
Pienso que para aquellas de vosotras que pertenecéis a mi generación
esta reflexión? Porque vosotras sois una asociación de mujeres, y las mujeres son las protagonistas de este cambio de rum- bo, de esta conversión. Siempre y cuando no sean homologadas por el sistema de poder vigente. Siempre que mantengan la propia identidad de mujeres. Al res- pecto quisiera retomar un pasaje del Mensaje de San Pablo VI a las mujeres, al finalizar el Vaticano II. Dice así: «Pero llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en ple- nitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un
violencia. Es la escuela de los santos y las santas de toda época, que hacen crecer la humanidad con el testimonio de una vida dedicada al servicio a Dios y al prójimo. Pero es también –diría sobre todo– la es- cuela de innumerables mujeres que han cultivado y custodiado la vida; de muje- res que han curado la fragilidad, que han curado las heridas, que han curado las llagas humanas y sociales; de mujeres que han dedicado mente y corazón a la educación de las nuevas generaciones.
 sea insoportable ver lo que
ha sucedido y está suce-
diendo en Ucrania. Pero la- mentablemente este es el
fruto de la vieja lógica de
poder que todavía domina
la llamada geopolítica. La
historia de los últimos se-
tenta años lo demuestra:
guerras regionales nunca
han faltado; por esto yo he
dicho que estábamos en la
tercera guerra mundial por
partes; un poco por todos lados; hasta llegar a esta, que tiene una dimensión mayor y amenaza al mundo entero. Pero el problema de base es el mismo: se sigue gobernando el mundo como un “tablero de ajedrez”, donde los poderosos estu- dian los movimientos para extender el predominio en detrimento de los demás. La verdadera respuesta por tanto no son otras armas, otras sanciones. Me dio ver- güenza cuando leí que no sé, un grupo de estados se han comprometido a gastar el dos por ciento, creo, o el dos por mil del PIB en compra de armas, como res- puesta a lo que está pasando ahora. ¡La locura! La verdadera respuesta, como he dicho, no son otras armas, otras sancio- nes, otras alianzas político-militares, sino otro enfoque, una forma diferente de go- bernar el mundo ya globalizado – no ha- ciendo ver los dientes, como ahora -, una forma diferente de establecer las relacio- nes internacionales. El modelo del cuida- do ya se está realizado, gracias a Dios, pero lamentablemente todavía está some- tido al del poder económico-tecnocrático- militar.
¿Por qué he querido hacer con vosotras
Es grande la fuerza de la mujer. ¡Es gran- de! Hay un dicho – más que un dicho es una reflexión: si un hombre más bien joven se queda viu- do, es difícil que se las arre- gle solo. El hombre no pue- de tolerar una soledad tan grande. Si una mujer enviu- da, se las arregla: lleva ade- lante la familia, lleva adelan- te todo. Explicad vosotras la diferencia, ¿dónde está? El genio femenino: este es el ge- nio femenino. Este ejemplo ilumina bastante esta reali-
dad.
La cultura del cuidado, de la acogida, la
cultura del hacerse prójimo. Vosotras la vivís tomándola del Evangelio. Lo habéis aprendido en la Iglesia, madre y maestra, y formándoos en cultivar antes que nada en vosotras mismas la vida espiritual, a tener cuidado las unas de las otras, en la amistad, en la atención recíproca, espe- cialmente en los momentos de dificultad, rezando las unas por las otras, no chis- morreando las unas de las otras, no, ¡eso no está bien! Pero vosotras no lo hacéis, estoy seguro.
Queridas amigas, por todo esto os doy las gracias y os animo a ir adelante. Co- mo otras asociaciones católicas históricas, también la vuestra ha cambiado con el cambio de la sociedad italiana. Por eso, también es bueno “aligerarse” de estruc- turas que se han vuelto insostenibles, pa- ra dedicarse mejor a formación y a la ani- mación cultural y social. Que os acompa- ñe siempre la Virgen María, que mañana contemplaremos en la Anunciación. Os bendigo de corazón a vosotras aquí pre- sentes y a todas las socias, especialmente a las más frágiles. Y también vosotras, por favor, rezad por mí. ¡Gracias!
Vosotras podéis cambiar el sistema, las mujeres pueden cambiar el sistema si logran, por así decir, convertir el poder de la lógica del dominio a la del servicio, a la del cuidado. Hay una conversión que hacer: el poder con la lógica del dominio, convertirlo en poder con la lógica del servicio, con la lógica del cuidado
 poder jamás alcanzado hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humani- dad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evan- gelio pueden ayudar tanto a que la hu- manidad no decaiga» (nn. 3-4). Es im- presionante la fuerza profética de esta ex- presión. De hecho las mujeres, adquirien- do poder en la sociedad, pueden cambiar el sistema. Vosotras podéis cambiar el sis- tema, las mujeres pueden cambiar el sis- tema si logran, por así decir, convertir el poder de la lógica del dominio a la del servicio, a la del cuidado. Hay una con- versión que hacer: el poder con la lógica del dominio, convertirlo en poder con la lógica del servicio, con la lógica del cui- dado.
Y he querido hablar de esto con vosotras para recordarme a mí mismo y a todos, empezando por nosotros cristianos, que este cambio de mentalidad nos concierne a todos y depende de cada uno. Es la es- cuela de Jesús, que nos ha enseñado que el Reino de Dios se desarrolla siempre a partir de la pequeña semilla. Es la escue- la de Gandhi, que ha guiado a un pueblo a la libertad sobre el camino de la no






































































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