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 domingo 10 de abril de 2022
L’OSSERVATORE ROMANO
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 encuentran respuesta por parte de las au- toridades nacionales y también de las multinacionales”. Que en el Vaticano ha- yan escuchado estos testimonios para ellos “es fundamental” así como que “puedan mirar cómo ayudar a resarcir” y apremiar a que se escuche “la voz profé- tica que viene de América Latina” y “ha- cerse eco de estas demandas que se tie- nen”. Por otro lado, el sacerdote también explica cuáles son las propuestas concre- tas que quieren aportar. Por ejemplo, en el plano jurídico los tratados internacio- nes, la Ley de debida diligencia, la cam- paña de desinversión económica, ayudar económicamente a las comunidades para realizar estudios de impacto ambiental, formación política de quienes están lu- chando y haciendo resistencia en los terri- torios, y solidaridad para que cesen los ataques contra los líderes ambientales en estos territorios.
El impacto de la megaminería es desas- troso, asegura el padre Juan Carlos. La- menta el miedo por el desplazamiento de personas, porque sus cultivos y formas de vida están siendo violentadas; se van ago- tando los recursos hídricos a causa de la exploración minera, y evidentemente si no hay agua no hay cultivos. Existe un impacto en el aire, en la fauna en la flora, y hay que tener en cuenta que muchas es- pecias son endémicas, son propias de es- tos lugares. “El impacto es funesto para el medio ambiente”, asevera. Otro aspec- to a tener en cuenta es que se ha creado “división entre comunidades ya que algu- nos apoyan la megaminería y otros no y eso ha generado una fragmentación del tejido social”.
Por su parte, Larissa Pereira Santos, pe- riodista que trabaja en defensa de los de- rechos humanos y la naturaleza en la Amazonia brasileña, explica también que “las alternativas que surgen desde los te- rritorios, “solo son posibles construirlas a través de una diálogo atento y sincero”. Los pueblos de estos territorios, espacial- mente los indígenas y quilombolas afecta- dos por la minería, “anuncian la ecología como el camino a seguir en el cuidado de la madre tierra” y sobre todo “quieren el derecho a decidir sobre sus territorios, te- ner la posibilidad de decidir, este será el camino”. Para la Caravana el principal objetivo de este viaje es “presentar las
realidades de las comunidades” y “denun- ciar las violaciones a los derechos huma- nos y a la naturaleza sufridas como resul- tados de las acciones de las empresas de minería del agronegocio”. Con esta Cara- vana —asevera— queremos incidir en los departamentos de las Iglesias, de los ban- cos, las universidades, sobre las realidades desde los territorios y los temas trabaja- dos: defensa de los derechos humanos y del medio ambiente.
Larissa representa a la organización Justi- ça nos Trilhos (Justicia en el ferrocarril), de la Amazonia brasileña en una región afec- tada por el proyecto Grande Carajás. Se trata del mayor proyecto minero de la empresa Vale, que inició en 1980, con el objetivo de garantizar una estructura para la explotación y el transporte de grandes depósitos de mineral de hierro en la re- gión sudoeste del estado de Pará, en el norte de Brasil. Esta estructura tiene una vía de hierro de 892 kilómetros y conecta las minas situadas en el Pará, con el puer- to de Ponta da Madeira situado en San Luis. Estos dos estados están fuertemente
impactados negativamente por la extrac- ción de hierro. Esto se realizó sin diag- nóstico del impacto ambiental, sin estu- dio de las violaciones de derechos, sin elaboración de un plan integral de repa- ración, explica la activista. Las comunida- des afectadas sufren negaciones de sus derechos: alimentación adecuada, agua, saneamiento básico, casa, trabajo, medio ambiente saludable... Asimismo, asegura que el trabajo de “Justicia en el ferroca- rril” muestra que las mujeres en las comu- nidades afectadas por los proyectos de minería dedican mucho más tiempo al cuidado de la salud de sus familias que las mujeres que no viven en estos territo- rios afectados.
Desde la Caravana, aseveran haber “visto el dolor y la devastación sistemática”, “bebido del agua contaminada” y “sepul- tado hermanos a causa del lodo tóxico, la enfermedad y la desesperación”. Asegu- ran que han sido “engañados, divididos, manipulados y amenazados y, aunque muchas veces con miedo, seguimos de pie”.
El lema y el logo del viaje papal a Sudán del Sur
 «Para que sean uno» (Jn 17): está tomado de la O ración sacerdotal de Jesús el lema del viaje que el Pa- pa Francisco realizará a Sudán del Sur del 5 al 7 de julio.
Procedente de la República De- mocrática del Congo (donde llega- rá el día 2), el Pontífice visitará Ju- ba, capital del país desde que el 9 de julio 2011 se independizó.
El lema fue dado a conocer por la oficina de prensa de la Santa Se- de junto con el logo de la visita: es- te último contiene una paloma, el
contorno del mapa de Sudán del Sur con los colores de la bandera nacional, una cruz y dos manos que se estrechan. El ave estilizada —domina el mapa de la nación africana—
lleva una rama de olivo en su pico para simbolizar el deseo de paz pa- ra el país.
En el centro, las dos manos se estrechan representando la reconci- liación de las tribus que constitu- yen una única nación; mientras que a la derecha la cruz testimonia la herencia cristiana de Sudán del Sur y su historia de sufrimiento.
Al lado se encuentra la inscrip- ción “Papa Francisco en Sudán del Sur” y la fecha del viaje apostólico, el 37o de su pontificado.

















































































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