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ANGELUS DOMINICAL Por P. EDUARDO LOZANO
         EL BURRO QUE CARGÓ a Jesús en su entrada solemne a Jerusalén, debería haber sido muy humano si hubiera creído que las aclamaciones eran para su jumencia, asi- nez o burridad (perdón por esos tres ter- minajos, pero de alguna manera se ha de llamar la esencia del jumento, asno o bu- rro); quedémonos con que el burro era tal y no le ofendamos suponiendo que caería en nuestros defectos muy humanos... NUES- TRA PATRIA y el mundo entero se mueven por la acción y decisión de innumerables voluntades: nadie hace -solito- una guerra o un edificio, nadie va en un respetable barco acompañado solo de su sombra siendo capitán-marinero-pasajero, nadie emprende un negocio para ser -al mismo tiempo- vendedor y consumidor, o pro- veedor y usuario a la vez; estamos entre- tejidos de modo que unos y otros nos necesitamos... TESTARUDOS, NECIOS o men- tecatos somos tú y yo cuando nos aferra- mos a un sinsentido o cuando nos posicionamos como únicos-indispensa- bles-óptimos al mismo tiempo; ¡qué bien que somos irrepetibles y únicos, pero cada cual lo es es su propio lugar y medida!, que seamos indispensables pues no tanto, y eso de ser óptimos es posible pero ni para qué presumir con soberbia si no ser- vimos con generosidad (y si de verdad sirves, ni falta hace presumir)... JESÚS ENTRÓ A JERUSALÉN sabiendo que quienes habían cerrado su corazón a la buena noticia no dudarían en hacer qué triquiñuelas y com- ponendas para darle muerte: ¡tan torva su alma y tan perversa su intención que aún en medio de la fiesta de Pascua se atreve- rían a derramar sangre inocente!; y más bien -decirlo es preciso- azuzaron a la chusma para finalmente lograr su capricho (¿dónde se ha visto tal?)... EL RELATO DE LA PASIÓN de Jesús -y los anuncios previos que Jesús mismo hizo- dan cuenta clara que su entrega generosa por la salvación
del mundo está muuuuuuy por encima de las tramas de traidores y enemigos, que rebasa con amplitud los odios y rencores de escribas, fariseos, maestros de la ley y sumos sacerdotes... EL MISMO PODER POLÍ- TICO -concretizado en Herodes y Pilato- da cuenta que no supieron cómo enfrentar la situación y optaron por “lavarse las manos” deslizando al pueblo la responsabilidad que ellos no se atrevieron a asumir: ¡qué vergüenza de autoridades!... EN EL CALVARIO estaban -cercanos y padeciendo junto con Él- la Virgen María y Juan el apóstol, Mag- dalena y el resto de la mujeres; el resto de los apóstoles temieron correr la misma suerte que el Maestro; por eso me atrevo a afirmar -sin asomo de banalidad o sorna- que ahí también debió estar el burro, que si finalmente cumplió su tarea el domingo anterior, bien se hizo merecedor de -al menos- mi respeto... QUIENES ECHAN MANO de caballos (en total desprecio a los burros), o de recursos cuantiosos, influencias o compadrazgos, fama o posición social, para lograr tales o cuales fines, ciertamente al- bergan un gran interés en que las cosas marchen como ellos pretenden; si su in- terés es honesto y en beneficio común, desde aquí les doy un aplauso; lo malo es -y lo que voy a decir es mucho más que opinión circunstancial- que nuestros in- tereses se queden como neto reflejo de
“Te pido que hagas lo posible por parecerte al burro que cargó a Jesús.”
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nuestra testarudez, necedad o mentecatez... NO HACE FALTA hacer qué elucubraciones teológicas o bíblicas para afirmar que al entrar solemnemente a Jerusalén, Jesús no iba tras la aclamación popular y el be- neplácito de seguidores, que si así hubiera sido, sencillamente hubiera acabado como un iluso y su muerte no pasaría de ser la un infeliz ajusticiado más... CUANDO ALGUIEN -sea quien sea- le da el verdadero sentido a su palabra y su acción, no se queda como gansito asoleado (¡embarrado en el celo- fán!), sino que asume su palabra y su acción como un factor más en el engranaje del buen devenir humano que busca el cre- cimiento y la paz... PERMITE QUE ILUSTRE lo que acabo de decir con lo que vi el vier- nes pasado: Antonio llegó ya casi cuando cerrábamos el templo y su aspecto nos empujó a la desconfianza, pues venía con fachas de haber salido de qué arrastradero o de tener como quince días de desaseo acumulado, pero su palabra y su acción fueron claras y precisas: buenas noches, padre, vengo porque deseo confesarme y me dirá usted si me puede recibir ahora o vengo después... EL OFICIO DE ALBAÑIL no te da como para que luego de ardua jor- nada llegues impoluto y pulido como el que más, y las palabras directas y claras no son patrimonio exclusivo de letrados o eruditos, y para tener actitud respetuosa y cordial nada estorba que hayas trabajado honestamente: recibí en confesión a An- tonio y yo mismo me vi edificado por su piedad y devoción... TERMINO PIDIÉNDOTE que hagas todo lo posible por parecerte -y no solo en Semana Santa- al burro que cargó a Jesús cumpliendo con humildad y sencillez tu propia labor, ya seas albañil como Antonio o siendo lo que eres en tu propio lugar con todo respeto y dedicación, que así también ganas un lugarcito en el Calvario para estar junto a Jesús y no pre- cisamente como ladrón...
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DesdelaFeOficial 10 de abril de 2022 15

























































































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