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  ANGELUS DOMINICAL Por P. EDUARDO LOZANO
OPINIÓN /
segundos de silencio, fue ella quien abordó el tema diciendo: “¿Sabes qué?, estuve pensando lo que me dijiste y tienes razón, por eso ya le dije a tus hermanos que me traigan flores ahora que las veo, porque muerta ya no veré nada: sigue trayendo flores, tú sabes que me gustan mucho”... COMO SI UNA MEDICINA hubiera actuado a largo plazo, la reflexión que hizo mi madre funcionó de maravilla a partir de entonces y cuando las flores, o el amanecer, o un plato de pozole, o un viaje a nuevos lugares, o una bella melodía llegaban a sus senti- dos, ella buscaba aprovechar, disfrutar y agradecer a Dios por el bello don de la vida y todos sus contenidos... NO TENGO DUDA: seguiré viajando; pero cada viaje quiero disfrutarlo como realidad actual (el viaje a Taxco resultó bello) y como signo del viaje que me ha ocupado durante toda la vida, cuyo destino está marcado por la Providencia Divina; cada viaje será un ensayo a dejar todo atrás -¡hasta la maleta de mi propio cuerpo!- para ir en pos del Único Valioso y Verdadero, para seguir impulsado y acompañado por el Espíritu Santo, Viático Imprescindible en el camino de este mundo para poder llegar a la eter- nidad... TE COMPARTO QUE el sábado 5 de junio realizaremos la actividad que llama- mos “Noche Santa”, de las 19 a las 22 hrs.; te podrás integrar a través de la plataforma Zoom, y si quieres participar en vivo y a todo color (con las debidas precauciones) te esperaremos en la Parroquia de San Simón Tolnáhuac...
         SE ME ESTÁ HACIENDO costumbre que antes de salir de viaje, inconscientemente me monto en escenario dramático y me plan- teo preguntas casi casi hamletianas: ¿y si no regreso a casa?, ¿y si me quedo en el camino?, ¿y si al volver ya no encuentro lo que dejé?, ¿y si de mí no queda nada???... NO TENGO DUDA que me urge un psiquiatra pero no por estas cuestiones -que todavía no se hacen extremas ni paralizantes- sino por otras, y al igual que todo hijo de Eva estoy expuesto a toda enfermedad, cala- midad, imprudencia, vandalismo, descui- do, y hasta catástrofe inevitable... AL HACER MALETA y comprar el boleto de viaje vuel- ve a mi mente un adjetivo que por su mismo significado nos incluye –sustan- tivizándonos- a unos y otros, a los que viajamos y a los que nos quedamos en casa, a sedentarios y nómadas por igual: pa-sa-je-ro... HOY ES DOMINGO de Pente- costés y hago referencia a la presencia del Espíritu Santo porque Jesucristo lo envió como “parákletos”, es decir, como abogado, intercesor, consolador, como acompañante en el camino que recorre- mos, cuya asistencia -¡esencial!- nos for- talece, nos ilumina, nos levanta, nos orienta, nos consuela, ¡nos hace hijos de Dios!... POR TAL MOTIVO, cuando emprendo el viaje a donde sea (en la semana viajé a Taxco por causas que me llenan el co- razón) lo hago como ensayo y concreti- zación del viaje que todos iniciamos al nacer y que debemos concluir del mejor modo; así que la maleta resulta más pe- queña, la despedida más breve, el trayecto menos pesado y el destino felizmente agradable... QUIERO SUBRAYAR que hace once años el calendario civil y religioso coincidían: domingo 23 de mayo, solem- nidad de Pentecostés; fue fecha en que María del Socorro Juárez (mi madre) con- cluía su paso pasajero en este mundo, llovió como Dios quiso, agradecimos a
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Dios por su voluntad amorosa, y la acción del Espíritu Santo nos fortaleció como siempre... CON MI MADRE VIVÍ -muy directa y personalmente- una preparación remota y hermosa para la conclusión de su viaje, y te la platico en tres partes con afán de presumir: un buen día le llevé flores y le dije: “Se las traigo ahora que las ve, porque cuando ya esté muerta no verá nada”; palabra mías medio brutas por intempes- tivas, que dichas de sopetón de plano caen mal... SU RESPUESTA FUE rápida y defensiva, apenas me dio tiempo de darme cuenta que no fui sensato: “¿Por qué me dices eso?, ¿acaso ya quieres que me muera?, si me vas a recordar eso, mejor no me traigas flores”; ¡por supuesto que fui im- prudente y falto de tacto!, quise abonar a un tema importante y sólo provoqué in- comodidad (y debo decirte que la escena se repitió como un mes después -¡bruto de mí-)... PASARON OTRAS TRES o cuatro semana y volví con mis flores y con el firme propósito de no decir absolutamente nada en torno a la muerte, a sabiendas de la respuesta que mi madre ya había re- petido ¡y me quedé callado!; luego de unos
No tengo duda seguiré viajando, pero cada viaje quiero disfrutarlo como realidad actual.
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23 de mayo de 2021 17























































































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