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COMPRENSIÓN DEL EVANGELIO
   EDel santo Evangelio según san Lucas (Lc 1, 39-48 )
n aquellos días, María se ¿Quién soy yo, para que la madre de mi encaminó presurosa a un Señor venga a verme? Apenas llegó tu sa- pueblo de las montañas de ludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en Judea, y entrando en la casa mi seno. Dichosa tú, que has creído, por- de Zacarías, saludó a Isabel. que se cumplirá cuanto te fue anunciado
En cuanto ésta oyó el saludo de María, la de parte del Señor”. Entonces dijo María:
criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantan- do la voz, exclamó:” ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
“Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, por- que puso sus ojos en la humildad de su esclava”.
     COMENTARIO
Por P. JULIO CÉSAR SAUCEDO
Dos enseñanzas del encuentro de María con su prima Isabel
@desdelafemx
de Dios en favor de su pueblo. De ahí que, este cántico orado en el ‘yo’ personal de María, sea en la praxis litúrgica, el ‘nosotros’ de todos los creyentes, siendo invitados, a hacernos pequeños mediante la humildad, para descubrir la grandeza de Dios, en el niño que nacerá.
¿A QUÉ NOS INVITA EL TEXTO?
En un contexto de sufrimiento y de incer- tidumbre como el que vivimos, tantas veces nuestro dedo se levanta hacia Dios, como sucede con Job: “es Él quien tiene que responder y explicarnos el por qué”. María e Isabel nos introducen, justamente, en esa respuesta divina: ‘cumplimiento’. Dice el filósofo francés, Paul Claudel: “La pregunta a Dios es tan enorme, que sólo el Hijo de Dios puede dar una respuesta, al no ofrecer una explicación, sino un modo presencial acorde a las palabras del evan- gelio: yo no he venido para dar explicacio- nes racionales o para eliminar las dudas, sino para dar cumplimiento [...] El Hijo de Dios no ha venido para quitar el sufrimien- to, sino más bien para sufrir con nosotros, no ha venido para suprimir la cruz, sino para extender sus brazos en ella”.
           E n esta solemnidad de Santa María de Guadalupe, nos es propuesto el texto evangélico del encuentro de María con su prima santa Isabel. A este propósito, quisiera reflexionar contigo dos expresio- nes y una breve conclusión para aden-
trarnos en el gozo del Adviento:
1. “¿QUIÉN SOY YO PARA QUE LA MADRE DE MI SEÑOR VENGA A VERME?”
Son las palabras de Isabel que van pre- cedidas por una bendición: “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. El biblista francés Roland Meynet, expresa que esta bendición de Isabel tiene tres direcciones: es una bendición para María, el niño que lleva en su seno, y Dios, quien cumple con sus promesas.
Isabel, por tanto, siendo la primera que recibe a María con el Hijo de Dios, repre- sentaría a todo aquel que comprende la
fidelidad de Dios y su acción en la historia: el Eterno entre en el tiempo para condu- cirnos a la eternidad de su amor.
2. ”MI ALMA GLORIFICA AL SEÑOR”
Son ahora las palabras pronunciadas por María que tiene como centro la expresión: ‘Santo es su nombre’. En el Antiguo Tes- tamento, la santidad se entendía como aquella separación de lo sagrado y lo pro- fano. Cuando María dice: ‘Santo es su nom- bre’, no alude a un estado de separación o a un mero atributo divino, sino a la acción
Todos somos invitados a hacernos pequeños mediante la humildad para descubrir la grandeza de Dios.
  18 12 de diciembre de 2021 desdelafemx desdelafe.oficial desdelafe DesdelaFeOficial www.desdelafe.mx











































































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