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OPINIÓN / ANGELUS DOMINICAL
    Por P. EDUARDO LOZANO
estoy hablando de lo que muchos conocen como “Sueño Imposible”... ASÍ COMO LA LLUVIA es cada melodía y cada edificio hechos con ganas e ingenio, como la lluvia cada palabra y cada silencio que acoge con el corazón a su interlocutor, como lluvia la plegaria en la Santa Misa y como lluvia el llanto que sana heridas y fecunda ideales, como lluvia también cada invento y des- cubrimiento que enaltece al ser humano, que como lluvia -al menos un chipichipi- sea también cada acción que tú o yo ha- gamos en bien de los demás, sencillamente porque nos decidimos a hacerlo de todo corazón... EN LOS SUELOS de mi pobre ex- periencia musical -me disculparás que así lo diga, casi con desparpajo- llueven lo mismo chubascos chilangos como Chava Flores, aguaceros valones como Jacques Brel o Stromae, lloviznas toscanas como Andrea Bocelli o Toto Cutugno, tormentas sudamericanas como Violeta Parra (Chile), Lucha Reyes (Perú), Mercedes Sosa y Al- berto Cortez (argentinos), Roberto Carlos (brasileño), también rocíos ibéricos como Madredeus, Serrat, Mecano o Mocedades, y hasta chaparrones de otros lares como Cesaria Evora (Cabo Verde), Abbá (Suecia), Nana Mouskouri (Grecia) y Enya (Irlanda); y conste que no hablé de ciclones de siglos que no viví... NO TE ACOSTUMBRES a vivir en sequías de ningún tipo: ni económicas, ni políticas, ni espirituales, ni afectivas, ni laborales, ni sanitarias, ni culturales, ni lin- güísticas, ni musicales, ni poéticas, ni gas- tronómicas, ni científicas, ni educativas, ni (...en este paréntesis añade otros cinco tipos de sequías); y mira bien: si le pides a Dios que mande su lluvia, Él terminará por en- viarnos al Espíritu Santo, como lluvia que todo renueva, que todo fecunda, que siem- pre da vida...
       “LOS AGUACEROS DE MAYO /tuvieron la culpa /de mi cruel dolor”, así termina una de las tantas y tantas canciones del inolvidable Chava Flores, y justo con las lluvias que se han cernido sobre el Valle de México en días recientes, es que vuelve la tal can- ción a la memoria... Y ME AUTOFELICITO por dos cosas: 1) por haber escuchado en mi infancia algunos temas de la prolija obra que -en su espíritu muy popular- sabían cuajar el ingenio de Salvador Flores Rivera, que lo mismo utilizaba el doble sentido, el juego de palabras, la jerga, vocablos de postín y hasta el albur elegante (yo no re- cuerdo ninguna crasa vulgaridad suya), y 2) por tener -aunque ya no tanta- buena memoria... AQUEL ENAMORADO que le echa- ba la culpa a los aguaceros de mayo tal vez no veía las gratas ventajas de toda lluvia (¡cuéntalas!): refresca el ambiente, limpia la atmósfera, nutre bosques y jar- dines, baña pájaros y todo animal silvestre, lava asfaltos, desempolva techos (de con- creto, de teja, de lámina, de policarbonato y hasta de cartón -todavía-) desazolva caños, moja lonas y toldos, renueva mantos acuíferos, rellena presas, despierta arroyos, reaviva ríos... SI LA LLUVIA PROVOCA algunos inconvenientes (y solo mencionaré tres que son recurrentes), ciertamente se ori- ginan por nuestro descuido o negligencia y no precisamente por la lluvia misma: inundaciones y fango en vialidades o lu- gares públicos, goteras y escurrimientos en edificaciones de todo tipo, y que la ropa tendida taaaaan tarde se vuelva a mojar... HACE COMO 15 AÑOS escuché en la televi- sión a un señor muy tonto -se hacía pasar por comunicador y ¡pobrecito! a lo mucho sólo tenía dinero- que dijo: “Tenemos ma- las noticias: habrá lluvia en casi todo el país”; yo no soy campesino (poseen mucho sentido común), ni pescador (tienen mucha habilidad), ni granjero (crecen mucho en su sentido práctico), ni guardabosques
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(cuánto amor a la naturaleza), ni nada pa- recido, pero siempre agradezco la lluvia como bello don de Dios... EN CADA LUGAR a donde he sido enviado como responsable o colaborador -sin excepción- me ha to- cado enfrentar las consecuencias de la negligencia o la irresponsabilidad en lo que se refiere a lluvias: o caños tapados o goteras y escurrimientos donde definiti- vamente no deberían darse; ¡ah!, pero no me he quejado jamás de la lluvia... NOÉ RECIBIÓ UNA MISIÓN y se dispuso para cons- truir el arca para enfrentar el diluvio (Gén 6 al 9) que renovaría la faz de la tierra; el hombre prudente construyó su casa sobre la roca y no tuvo miedo de la lluvia y las crecientes (Mt 7,24); y así como bajan la lluvia y la nieve para hacer germinar la tierra y dar sustento al hombre (Is 55, 10- 11), así podríamos seguir buscando y decir que todo lo que viene del cielo siempre será bendición (bueno, los restos del co- hete chino que cayó cerca de las Islas Maldivas no llegó precisamente “del cielo”)... INTERRUMPO LO QUE DISCURRO porque es- toy haciendo un descubrimiento que me toca algunas fibras emocionales: resulta que allá por 1988 me regalaron un casete con música de Jacques Brel, cantautor nacido en Bélgica, francófono, cuyas can- ciones -algunas- conocí con avidez propia de adolescente; y pues me estoy enterando que suya es una canción titulada “La quête” (que se puede traducir por búsqueda, mi- sión o ideal) y que es parte casi central de la obra musical “El hombre de la Mancha”;
No te acostumbres a vivir en sequias de ningún tipo: ni económicas, ni políticas, ni espirituales, ni afectivas.
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desdelafe.oficial desdelafe DesdelaFeOficial 16 de mayo de 2021 15


























































































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