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 domingo 12 de septiembre de 2021
L’OSSERVATORE ROMANO
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 proprio, un sacerdote que quiera celebrar no está en las condiciones de los otros --que era por nostalgia, por deseo, etc-- y ahí sí tiene que pedir permiso a Roma. Una especie de permiso de bi-ritualismo, que solamente lo da Roma. [Como] un sacerdote que celebra en rito oriental y rito latino, es bi-ritual pero con permiso de Roma. O sea, hasta el día de hoy, los anteriores siguen pero un poco ordenados. Más aún, pidiendo que haya un sacerdote que esté encargado no solamente de la liturgia si- no de la vida espiritual de esa comunidad. Si usted lee bien la carta y lee bien el decreto, va a ver que simplemente es reordenar construc- tivamente, con cuidado pastoral y evitar un exceso a quienes no están...
¿Le quita el sueño a Su Santidad el camino sinodal que ha iniciado la Iglesia Católica Alemana?
Sobre eso, yo me permití mandar una carta. Una carta que la hice yo solo en castellano. Un mes me llevó hacer eso, entre rezar y pen- sar. Y se la mandé en su momento: original en castellano y traducción al alemán. Y ahí ex- preso todo lo que siento sobre el sínodo ale- mán. Ahí está todo.
No es una protesta nueva la del sínodo alemán... se re- pite la historia...
Sí, pero no me pondría tampoco demasiado trágico. En muchos obispos con los que hablé no hay mala voluntad. Es un deseo pastoral, pero que por ahí no tiene en cuenta algunas cosas que yo explico en la carta que hay que tener en cuenta.
Hay cosas que están instaladas en el imaginario popu- lar. Una de ellas, de la que más se habla, es de la crisis del teatro. Su Santidad sabe que el teatro está en crisis desde que Su Santidad y yo habíamos nacido. Otra de las cosas es la reforma de la curia. Permanentemente se dice “hay que reformar la curia”, pero la curia parece irreformable. Es como una selva espinosa en la que es imposible entrar, o eso se dice desde fuera. ¿Sigue soñan- do el Papa con una Iglesia muy distinta de la que ve ahora?
Bueno, si usted ve desde el principio que se empezó a poner en marcha lo que dijeron los cardenales en el precónclave hasta ahora, la reforma está andando paso a paso y bien. El primer documento que marca la línea, tratan- do de reasumir lo de los cardenales, es 'Evan- gelii Gaudium'. Que ahí hay un problema en ‘Evangelii Gaudium’ que yo lo quisiera seña- lar, que es el problema de la predicación. So- meter a los fieles a largas clases de teología, de filosofía o de moralismo, que no es la predica-
ción cristiana. Ahí en la 'Evangelii Gaudium' pido una reforma seria de la predicación. Al- gunos hacen, otros no entienden... Por poner un punto, ¿no? Pero ‘Evangelii Gaudium’ tra- ta de resumir en general como actitudes lo de los cardenales en el precónclave. Y respecto a la constitución apostólica 'Praedicate Evan- gelium' que se está trabajando en esto, y el úl- timo paso es que yo la lea –debo leerla porque la tengo que firmar y la tengo que leer palabra por palabra--, no va a tener nada de nuevo de lo que se está viendo ahora. Quizás algún de- talle, algún cambio de dicasterios que se jun- tan, dos o tres dicasterios más, pero ya está anunciado: por ejemplo, Educación se va a juntar con Cultura. 'Propaganda Fide' se va a juntar con el dicasterio de la 'Nueva Evangeli- zación'. Está anunciado. No va a haber nada nuevo respecto a lo que se prometió que se iba a hacer. Algunos me dicen: “¿Cuándo saldrá la constitución apostólica de la reforma de la Iglesia, para ver la novedad?”. No. No va a haber nada nuevo. Si hay nuevo, son peque- ñas cositas de ajuste. Está en su última parte, que se atrasó con esto de mi enfermedad. Se está cocinando a fuego lento, de tal manera que tome todo esto. Tenga claro que la refor- ma no será otra cosa que poner en marcha lo de los cardenales, lo que pedimos en el pre- cónclave, y que se está viendo. Se está vien- do.
En la primera visita al departamento de comunicación del Vaticano, el Santo Padre mostró su preocupación porque el mensaje no estaba llegando donde debería. Los números de audiencia eran escasos. ¿Eso era un rapa- polvo en toda regla?
A mí me causó gracia la reacción. Yo dije dos cosas. Primero, una pregunta: ¿cuánta gente lee el L’Osservatore Romano? No dije si lo leían mucho o poco. Una pregunta. Creo que es lícito preguntar, ¿no? Y la segunda pregun- ta, que más bien fue un tema, [la hice] cuando después de haber visto todo el nuevo trabajo de unión, el nuevo organigrama, la funciona- lización, hablé de la enfermedad de los orga- nigramas, que da a una realidad un valor más funcional que real. Y digo: con toda esta fun- cionalidad, que es para que funcione bien, no [hay que] caer en el funcionalismo. Que el funcionalismo es el culto a los organigramas prescindiendo de la realidad. Estas dos cosas que dije parece que alguno no las entendió o porahíaalgunonolegustó,onoséqué,yla interpretó como un rapapolvo. Es una cosa normal, es una pregunta y una advertencia. Sí... Por ahí alguno se sintió en orsay y....
Creo que el dicasterio promete mucho, es el dicasterio que tiene más presupuesto en la Curia en este momento, que tiene a la cabeza un laico --espero que pronto haya otros que tengan a la cabeza un laico o una laica-- y que está despegando con nuevas reformas. L’Os- servatore Romano, al que yo llamo “el Diario del Partido”, ha progresado muchísimo y es una maravilla cómo está haciendo los esfuer- zos culturales que está haciendo.
Hace años me impresionó una cosa que contó, Santidad, cuando años atrás por las calles de Buenos Aires unos padres gritaron a su hijo que no se le acercara porque us- ted iba vestido de cura y podría ser un pederasta.
Tal cual.
Aún parece haber dudas sobre todos los sacerdotes que durante esta pandemia, por ejemplo, han demostrado que se dejan la piel con los últimos. ¿Los obispos de todos los países están haciendo los deberes que usted les mandó cuando les convocó a Roma para que dejen de existir pe- derastas entre sus filas?
Antes de contestar a su pregunta quiero rendir homenaje a un hombre que empezó a hablar de esto con coraje, aunque era una piedra en el zapato, en la organización, mucho antes de que se hiciera la organización sobre este tema, que es el cardenal O'Malley. A él le tocó arre- glar el asunto en Boston y no fue nada fácil. Se han dado pasos muy claros sobre esto, ¿no es cierto? La Comisión de Defensa de Meno- res, que fue invención del cardenal O'Malley, hoy día está funcionando y ahora debo reno- var a la mitad de la gente porque cada tres años se renueva la mitad. Gente de primera agua de varios países distintos con problemas de estos. Y creo que se juegan bien. Creo que es clave en esto las estadísticas que di a los pe- riodistas en el encuentro de los presidentes de Conferencias Episcopales, por un lado, y des- pués el discurso final que tuve al finalizar la misa en ese encuentro. ---Que alguno dijo “al fin y al cabo el Papa dijo que es un problema de todos, le echó la culpa al diablo y se lavó las manos”. Eso fue el comentario de un medio--. Que le eché la culpa al diablo, sí. Como inci- tador de esto. Pero se la eché cuando hablé de la pedopornografía. Dije que abusar a un chi- co para filmar un acto pedopornográfico es demoniaco. No se explica sin la presencia del demonio. Eso sí lo dije. Bueno, ahí en ese dis- curso un poco marqué todo, unido a las esta- dísticas. Creo que las cosas se están haciendo bien. De hecho, se ha progresado y cada vez se
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