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  CULTURA/EN ALIA
EN CAMINO Por JAIME SEPTIÉN*
Usos políticos
La historia, el relato fiel de los acontecimientos que han ido conformando la identidad de un pueblo, se ha convertido
en un arma arrojadiza en contra de los “enemigos” de quien tiene, en ese mo- mento, la “versión oficial de los hechos”.
Con la conmemoración de los 500 años de la caída de México-Tenochtitlán, se ha vuelto a desatar una polémica bas- tante inútil sobre quién tiene la culpa y sobre quién debe pedir perdón por su- cesos que pasaron hace medio milenio. Juzgar con criterios actuales actos y per- sonajes del pasado es, a mi juicio, algo tan perverso como confundir la aurora con el ocaso.
No se trata de mirar para otro lado ni desentendernos de lo que fue el encuen- tro de dos culturas aquel mes de agosto de 1521: se trata de encontrar una visión que dé esperanza a una nación cuyas heridas permanecen abiertas. Desde lue- go, la ideología no las va a cerrar. Al con- trario: las va ampliar.
Tengo para mí —y no sólo como cre- yente— que el acontecimiento guadalu- pano, bien leído, bien asimilado y genuinamente proyectado a la realidad actual (nos restan diez años para ese otro, trascendental, quinto centenario) nos podría dar el verdadero camino de la reconciliación y la paz con justicia que reclama México. Solamente hay que es- cuchar a María de Guadalupe. Escucharla en serio. Subir a la cima con ella, y como Juan Diego, bajar a construir su casa en todo el territorio mexicano.
Periodista y director del periódico católico El Observador de la actualidad.
          NZA CON
 No abrir, sino cicatrizar las heridas del pasado
Por El Observador / Redacción @observacatholic
E profesor Pablo Castellanos, presidente del Consejo de Gobierno del Centro de Investigación Social Avan- zada (CISAV), reflexiona sobre el acon- tecimiento del quinto centenario de la
caída de México-Tenochtitlán.
LADO POSITIVO DEL ENCUENTRO
—¿Se trata de “celebrar” o de “con- memorar” los 500 años de la caída de México-Tenochtitlán?
En realidad no se trata de una cele- bración, sino de una conmemoración; es decir, de recordar, hacer memoria y re- flexionar sobre su significado.
—¿Hay manera de ver el, llamémoslo así, “lado cultural positivo” del encuentro entre dos mundos?
La cultura náhuatl sufrió un impacto difí- cil de ponderar, los que lo vivieron lo su- frieron como una herida mortal. Bajo la hegemonía de la cultura europea el pro- ceso de encuentro de culturas fue lento, pero de él surgió una nueva realidad
difícil de caracterizar en su unidad y pluralidad.
GUADALUPE EN EL CENTRO
—¿Qué papel jugó la evangelización en este proceso?
El crisol de reconciliación y gestación de un pueblo nuevo fue el proceso de evan- gelización que, iniciado por los frailes misioneros, tuvo en el acontecimiento guadalupano su eficacia y concreción.
La llamada “conquista espiritual” no es lo mismo que la evangelización de los pobladores de estas tierras, aunque en cierta manera los dos procesos se tocaron.
EL PRESENTE Y EL PASADO
—El historiador inglés Peter Brown dice: “Peor que olvidar la historia es retorcerla para avivar el resentimien- to”. ¿Estás de acuerdo?
En efecto, ya no es tiempo de manipular la historia para encontrar siempre en el pasado a los culpables de nuestros er- rores y fallas del presente. Ni para revivir y profundizar divisiones y heridas del pasado que, en lugar de volver abrir, hay que acabar de cicatrizar.
         10 22 de agosto de 2021 desdelafemx desdelafe.oficial desdelafe DesdelaFeOficial www.desdelafe.mx
 Foto: DEZALB en Pixabay






































































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