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 página 8 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 25 de julio se 2021 En la primera parte del IV Encuentro mundial de los movimientos populares Protagonistas del cambio
 BENEDETTA CAPELLI
Un cambio que proviene de una vida vivida en armonía con la Creación, bajo el signo de la ecología integral, respetando los derechos de los pueblos indígenas, persiguiendo el bien común. Así lo indicó el cardenal Peter Turkson,PrefectodelDicasterioparaelServi- cio del Desarrollo Humano e Integral, en el cuarto Encuentro Mundial de Movimientos Populares que se celebró online la tarde del 9 de julio. Se trata de un primer encuentro con vistas al de septiembre, una oportunidad para
dad» a las preocupaciones de quienes se sien- ten marginados y que, en cambio, deben tener garantizados sus derechos, como ha subraya- do el Papa en los tres encuentros anteriores (Vaticano, 2014 y 2016; Santa Cruz de la Sie- rra, 2015), en particular las tres T -tierra, techo y trabajo- criterios fundamentales para la jus- ticia social. Desde Brasil, India y España lle- garon los testimonios de los que están en pri- mera línea. A ellos, pero no sólo a ellos, el car- denal Turkson les pide «un cambio de cora- zón», que nace de haber encontrado el dolor de los que sufren la injusticia, reconociendo el
principio para llevar las estructuras desiguales de la sociedad hacia la igualdad y hacia la jus- ticia, la solidaridad social, la paz. «Estamos haciendo historia»: añade el cardenal Tur- kson, llevando a cabo una lucha que pretende superar las causas estructurales de la pobreza y la injusticia, persiguiéndola -como ha indi- cado Francisco en repetidas ocasiones- con valentía, con inteligencia y con tenacidad y no con fanatismo y violencia.
Un reto que hay que afrontar con respeto a la propia diversidad, como sugiere el Papa cuan- do pone el ejemplo del poliedro para alcan-
 compartir el trabajo y las luchas de los Movi- mientos Populares durante la pandemia, para dialogar con el Papa Francisco sobre las con- clusiones de los encuentros mantenidos y pa- ra escuchar su mensaje.
Reflexionar sobre el impacto del virus en los trabajadores más humildes y marginados fue el punto de partida del debate en el que parti- ciparon, informa el dicasterio vaticano, «cha- marileros, recicladores, vendedores ambulan- tes, diseñadores de moda, artesanos, pescado- res, agricultores, constructores, mineros, tra- bajadores de empresas recuperadas, coopera- tivas de todo tipo, trabajadores de sectores populares, trabajadores cristianos pertene- cientes a diferentes sectores y profesiones, tra- bajadores de barrios y pueblos... que practi- can la cultura del encuentro y caminan jun- tos». Un encuentro para dar «voz y visibili-
rostro de los frágiles y marginados llamados a reaccionar. El cardenal insta a comprometer- se, a actuar con urgencia «para poner la eco- nomía al servicio de la persona» para hacerla «justa». «Los pobres», dice, «no sólo sufren la injusticia, sino que también luchan contra ella. Y esto es fundamental para el Movimien- to Popular, que no sólo representa al pueblo que lucha contra los que sufren la injusticia, sino que también es el grupo que busca esta- blecer para ellos el orden económico social justo». «Los retos a los que nos enfrenta- mos», subrayó el prefecto, «no pueden afron- tarse en solitario. Necesitamos la solidaridad entre nosotros, que es la base de una cultura popular que parte de las periferias, creando un nivel muy profundo en las relaciones entre las personas, promoviendo la integración en la sociedad». La solidaridad como adhesivo y
zar, siguiendo caminos diferentes, un mismo objetivo. Por lo tanto, devolver la vitalidad también a la propia política, yendo «más allá de las formas paternalistas de asistencia y revi- gorizando las estructuras de gobierno local, nacional e internacional que permitan a los miembros de los movimientos populares con- vertirse en verdaderos protagonistas del bien». «Promovemos y profundizamos el proceso de cambio como resultado de la ac- ción de la gente», defendiendo «el trabajo de- cente, luchando por crear empleos dignos a través de la inclusión y promoviendo una eco- nomía comunitaria y social que proteja la vida de las comunidades en la que la solidaridad prevalezca sobre el beneficio». «Luchamos contra la cultura de la indiferencia» y «mien- tras perseguimos nuestra propia dignidad, también protegemos la de los demás».

























































































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