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 página 6 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 25 de julio se 2021 A los jóvenes del Proyecto Policoro de la CEI
El trabajo es unción de dignidad
 «La dignidad de la persona no viene del dinero... viene del trabajo. El trabajo es una unción de dig- nidad»: lo subrayó el Papa en el discurso dirigido a los jóvenes del proyecto Policoro de la Iglesia ita- liana, recibidos en audiencia la mañana del sábado 5 de junio, en la Sala Clementina.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Os doy la bienvenida. Me alegra compar- tir con vosotros el 25o aniversario del Pro- yecto Policoro de la Iglesia Italiana. Agra- dezco a los dos
"portavoces" que lo han presentado y extiendo mi saludo a todos los jóvenes y colaboradores in- volucrados en estos años. D oy las gra- cias al cardenal Presidente y al Se- cretario General, así como a quienes os acompañan en vuestro camino for- mativo. ¡Y gracias por el hermoso re- galo de la estatua de San José! ¡Gra- cias!
El Proyecto Polico-
ro ha sido y sigue
siendo un signo de esperanza, especial- mente para tantas zonas del sur de Italia que carecen de trabajo o que explotan a los trabajadores. Hoy estáis llamados a serlo de una manera nueva —ser esperanza es una manera nueva— porque este aniver- sario tan importante llega en un momento de gran crisis socioeconómica a causa de la pandemia. Me gustaría sugerir cuatro verbos que pueden serviros en vuestro ca- mino para que sea concreto.
El primero es animar, es decir, dar ánimo. Nunca como en este tiempo sentimos la necesidad de jóvenes que sepan, a la luz del Evangelio, dar un alma a la economía, porque somos conscientes de que «a los problemas sociales se responde con redes comunitarias» (Carta Encíclica Laudato si',
219). Este es el sueño que también cultiva la iniciativa “Economía de Francisco” —¡de san Francisco! Vosotros os llamáis “animadores de comunidad”. En efecto, las comunidades deben animarse desde dentro mediante un estilo de dedicación: ser constructores de relaciones, tejedores de una humanidad solidaria, en un mo- mento en que la economía se está “vapo- rizando” en las finanzas, y esto es una for- ma nueva y más sofisticada de la carta en cadena que todos conocemos. Se trata de
la falta de trabajo, sino que queréis ser proactivos, protagonistas, para fomentar el crecimiento de las figuras empresariales al servicio del bien común. El objetivo a perseguir es el del «acceso al trabajo para todos o que lo mantengan» (Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in Veritate, 32). A vosotros, jóvenes, no os falta creatividad —no tengáis miedo, no tengáis miedo—: os animo a trabajar por un modelo de eco- nomía alternativo al consumista, que pro- duce descartes. Compartir, fraternidad,
gratuidad y soste- nibilidad son los pilares sobre los que basar una eco- nomía diferente. Es un sueño que requiere audacia, porque son los au- daces los que cam- bian el mundo y lo hacen mejor. No es voluntarismo: es fe, porque la ver- dadera novedad viene siempre de las manos de D ios. Esto es animar, el primer verbo.
El segundo verbo es habitar. Os pe- dimos que nos de-
mostréis que es posible habitar el mundo sin pisotearlo, esto es importante, ¡sería una hermosa conquista para todos! Habi- tar la tierra no significa ante todo poseer- la, no, sino saber vivir las relaciones en plenitud: relaciones con D ios, relaciones con los hermanos, relaciones con la crea- ción y con nosotros mismos (Carta Encíclica Laudato si', 210). Os exhorto a amar el te- rritorio en el que Dios os ha colocado, evitando la tentación de huir a otros luga- res. De hecho, las propias periferias pue- den convertirse en laboratorios de frater- nidad. De las periferias suelen venir los experimentos de inclusión: «de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible» (Carta Encíclica, Fra- telli tutti, 215). Ayudad a la comunidad
 ayudar a las parroquias y diócesis a cami- nar y planificar sobre el «gran tema [que] es el trabajo»", buscando «hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas» (Carta Encíclica, Fratelli tutti, 162). Es un pro- blema de dignidad. La dignidad de la persona no viene del dinero, no viene de las cosas que uno sabe, viene del trabajo. El trabajo es una unción de dignidad. Quien no trabaja no es digno. Así de sen- cillo.
Ocuparse del trabajo es promover la dig- nidad de la persona. El trabajo, efectiva- mente, no nace de la nada, sino del inge- nio y de la creatividad del ser humano: es una imitación de D ios creador. Vosotros no sois de los que se limitan a quejarse de


















































































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