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El odio a las estatuas

3 julio, 2020
En días pasados el movimiento antirracista, que se ha extendido por muchos países, vandalizó y destruyó algunas estatuas de grandes héroes en los Estados Unidos y Europa. Hombres y mujeres ilustres que dejaron un valioso legado histórico, y cuya influencia ha sido notable en esos países, hoy quieren ser borrados de la memoria colectiva por ser considerados, de alguna manera, racistas. Turbas en California, identificadas con el movimiento antirracista "Black lives matter" echaron por tierra diversas estatuas de san Junípero Serra, el sacerdote y fraile franciscano que fundó nueve misiones en aquellas tierras durante el siglo XVIII, y que fueron origen de grandes ciudades como Los Ángeles, San Diego, Santa Bárbara y San Francisco. San Junípero, quien fue evangelizador, promotor y un gran defensor de los indígenas, fue canonizado por el papa Francisco, en su visita a Estados Unidos en 2015. Las estatuas de Cristóbal Colón también han ido cayendo por tierra en toda la Unión Americana. El navegante genovés descubridor de América, auspiciado por Isabel de Castilla, inspiró en 1882 al padre Michael McGivney, próximo a ser beatificado, a fundar la organización fraternal católica más grande del mundo, los Caballeros de Colón, que distribuye anualmente alrededor de 190 millones de dólares en obras de caridad. Ni siquiera se salvaron las esculturas de Abraham Lincoln, el presidente que logró la abolición de la esclavitud en su país y quien luchó por la igualdad racial. Tampoco quedó en pie la efigie de Winston Churchill, defensor en Inglaterra contra el nazismo y el fascismo. La profanación de estatuas que han hecho los miembros de "Black Lives Matter", obedece al más majadero e irracional salvajismo inspirado por la idea de querer destruirlo todo. Lejos de ser solidario con los indígenas, el movimiento antirracista ignora la política de mestizaje que tuvieron los españoles y que impulsó la reina Isabel de Castilla, así como desconoce la lucha por los derechos humanos de san Junípero y de Lincoln. ¿Qué seguirá? ¿Cuáles son los próximos objetivos para ser eliminados? Si ya derribaron a san Junípero –un verdadero héroe y santo– y lo quisieron hacer con San Luis Rey en St. Louis Missouri, no tardarán mucho en pretender atentar contra las imágenes de Jesucristo y contra su Madre la Virgen María, que fueron blancos y judíos, y que hoy están representados en innumerables vitrales, pinturas, estatuas y obras de arte dentro de las iglesias. Ellos serían, desde una óptica racista, una forma grosera de supremacía blanca. El movimiento "Black Lives Matter" no es otra cosa más que una expresión de la izquierda post comunista que promueve la lucha de clases y no su integración. Es uno de esos "buenismos" disfrazados –semejante al feminismo abortista–, que nunca admitirá que hay negros que matan policías ni musulmanes que cometen atentados terroristas. El culpable es únicamente el hombre blanco, así como el delincuente ha sido el hombre de clase alta. Ambos tienen que ser demolidos. Estamos ante el asalto a la sociedad para instaurar la utopía de una sociedad sin clases. *El P. Eduardo Hayen Cuarón es director del periódico Presencia de la Diócesis de Ciudad Juárez. Artículo publicado originalmente en el blog del P. Eduardo Hayen ¿Ya conoces nuestra revista semanal? Al adquirir un ejemplar o suscribirte nos ayudas a continuar nuestra labor evangelizadora en este periodo de crisis. Visita revista.desdelafe.mx  o envía un WhatsApp al +52 55-7347-0775

En días pasados el movimiento antirracista, que se ha extendido por muchos países, vandalizó y destruyó algunas estatuas de grandes héroes en los Estados Unidos y Europa. Hombres y mujeres ilustres que dejaron un valioso legado histórico, y cuya influencia ha sido notable en esos países, hoy quieren ser borrados de la memoria colectiva por ser considerados, de alguna manera, racistas.

Turbas en California, identificadas con el movimiento antirracista “Black lives matter echaron por tierra diversas estatuas de san Junípero Serra, el sacerdote y fraile franciscano que fundó nueve misiones en aquellas tierras durante el siglo XVIII, y que fueron origen de grandes ciudades como Los Ángeles, San Diego, Santa Bárbara y San Francisco. San Junípero, quien fue evangelizador, promotor y un gran defensor de los indígenas, fue canonizado por el papa Francisco, en su visita a Estados Unidos en 2015.

Las estatuas de Cristóbal Colón también han ido cayendo por tierra en toda la Unión Americana. El navegante genovés descubridor de América, auspiciado por Isabel de Castilla, inspiró en 1882 al padre Michael McGivney, próximo a ser beatificado, a fundar la organización fraternal católica más grande del mundo, los Caballeros de Colón, que distribuye anualmente alrededor de 190 millones de dólares en obras de caridad. Ni siquiera se salvaron las esculturas de Abraham Lincoln, el presidente que logró la abolición de la esclavitud en su país y quien luchó por la igualdad racial. Tampoco quedó en pie la efigie de Winston Churchill, defensor en Inglaterra contra el nazismo y el fascismo.

La profanación de estatuas que han hecho los miembros de “Black Lives Matter”, obedece al más majadero e irracional salvajismo inspirado por la idea de querer destruirlo todo. Lejos de ser solidario con los indígenas, el movimiento antirracista ignora la política de mestizaje que tuvieron los españoles y que impulsó la reina Isabel de Castilla, así como desconoce la lucha por los derechos humanos de san Junípero y de Lincoln.

¿Qué seguirá? ¿Cuáles son los próximos objetivos para ser eliminados? Si ya derribaron a san Junípero –un verdadero héroe y santo– y lo quisieron hacer con San Luis Rey en St. Louis Missouri, no tardarán mucho en pretender atentar contra las imágenes de Jesucristo y contra su Madre la Virgen María, que fueron blancos y judíos, y que hoy están representados en innumerables vitrales, pinturas, estatuas y obras de arte dentro de las iglesias. Ellos serían, desde una óptica racista, una forma grosera de supremacía blanca.



El movimiento “Black Lives Matter” no es otra cosa más que una expresión de la izquierda post comunista que promueve la lucha de clases y no su integración. Es uno de esos “buenismos” disfrazados –semejante al feminismo abortista–, que nunca admitirá que hay negros que matan policías ni musulmanes que cometen atentados terroristas. El culpable es únicamente el hombre blanco, así como el delincuente ha sido el hombre de clase alta. Ambos tienen que ser demolidos. Estamos ante el asalto a la sociedad para instaurar la utopía de una sociedad sin clases.

*El P. Eduardo Hayen Cuarón es director del periódico Presencia de la Diócesis de Ciudad Juárez.

Artículo publicado originalmente en el blog del P. Eduardo Hayen

¿Ya conoces nuestra revista semanal? Al adquirir un ejemplar o suscribirte nos ayudas a continuar nuestra labor evangelizadora en este periodo de crisis. Visita revista.desdelafe.mx  o envía un WhatsApp al +52 55-7347-0775





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