Las claves del padre José de Jesús Aguilar para consolidar nuestra felicidad: valores, actitudes y decisiones

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Educar a los hijos en familia

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P. Rogelio Alcántara

Cada vez hay más papás que deciden educar a sus hijos en familia. Para entender menor el porqué de este fenómeno, vamos a ver algunos aspectos de la educación en general y las ventajas que tienen estas metodologías, como la llamada homeschooling.

El fin principal del Matrimonio es la procreación y la educación de los hijos (cf.  CIC no. 1055; Familiaris Consortio nn. 18; 28), por lo que los esposos, al convertirse en padres, adquieren la obligación moral de proveer a los hijos de lo necesario para una vida humana digna, y de educarlos en todo lo mejor de la humanidad y en la auténtica fe. Los padres de familia tienen el deber y el derecho de educar a sus hijos. Esta verdad fundamental, que está inscrita en la naturaleza humana, a veces se olvida. Los primeros responsables de la educación de los hijos son los propios padres, quienes han de enseñar a los hijos a ser honrados, a decir la verdad, a ser generosos, a compartir lo que tienen, a ser laboriosos, a no engañar, a ejercitarse en las virtudes cristianas (fe, esperanza, caridad, justicia, fortaleza, templanza y prudencia) etc.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es la distinción entre educación e instrucción académica. Para instruir surgieron las escuelas. Hay escuelas en donde se instruye en ciencias, arte, música, deportes, lenguas, etc., pero hay que ser conscientes que mandar a un niño a la escuela, a que reciba instrucción, no es educarlo.

Toda auténtica educación debe tener como meta que el hombre alcance su fin último (el fin último del ser humano es Dios). El hombre sólo podrá ser feliz verdaderamente si se llega a Dios. San Agustín, en sus Confesiones, lo expresaba luminosamente así: “nos hiciste para ti Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti” (I, 1, 1).

Educar, por tanto, es enseñarle a un niño a ganarse el cielo, trabajando muy duro por su perfeccionamiento como ser humano cristiano y por el mejoramiento de las realidades temporales.

Si la instrucción académica ayuda a un niño a ser virtuoso y a trabajar por su prójimo, ¡bienvenida sea! Estará colaborando a la educación que sus padres le dan en miras de su salvación eterna.

Desde esta perspectiva, podemos darnos cuenta que la educación es mucho más amplia y profunda que la instrucción, que ningún certificado o título humano (dado por cualquier institución académica) garantizaría que la persona está educada, porque lo único que podrían hacer, en el mejor de los casos, sería certificar la adquisición de competencias, o la aplicación de una buena memoria, etc., pues como sabemos, un certificado o título se podría comprar, y entonces lo que manifestaría es que el sujeto ha sido “educado” para ser un corrupto más.

Enseñar a los hijos lo que realmente va a ser útil para la vida, enseñarle de acuerdo a su capacidad, no retardar el desarrollo de sus habilidades por una uniformidad aplastante y muchas veces irracional, hacerle que ame la cultura universal, el auténtico humanismo, hacerle leer las obras que han sido claves en la construcción de nuestra cultura occidental, y por otro lado, evitarles perder el tiempo, o peor aún, que dañen su conciencia moral o psicológica con doctrinas contrarias a la razón y a la fe, dejándolos a merced de las ideologías reinantes… Tú decides…



Educación en casa

Hay quienes quieren no sólo ejercer su derecho a educar a sus hijos, sino también instruirlos en casa, haciendo la experiencia del llamado homeschooling, pero se plantean algunos cuestionamientos fundamentales: ¿Podremos hacerlo? Si no te lanzas nunca lo sabrás. Y ¿qué les enseño? Hay muchos currículos en internet para los distintos grados en los que te podrías basar. ¿Cómo los certificamos? Hay opciones internacionales y nacionales (por ejemplo en México: Inea, Ceneval, Colegio de Bachilleres, etc.). Y la socialización, ¿no será un problema? Para nada. Se socializa con los primos, con otros niños que hacen también homeschooling, con grupos de clase de música, lenguas, deportes, artes, catecismo, etc.

Instruyas a tus hijos en casa o los mandes a la escuela, no debes perder de vista la responsabilidad que tienes de educarlos. Sal de la “cultura” del “papelito”, ve más allá. Tu hijo, cuando llegue el tiempo, encontrará trabajo por las habilidades que le enseñes y por los valores y virtudes que le inculques. Sabemos de infinidad de casos de muchachos y muchachas que con una licenciatura en X, trabajan en otra cosa que nunca se imaginaron.

En conclusión, hay que educar a los hijos para que se ganen el cielo, y hay que educar no sólo la cabeza, sino también el corazón y la voluntad. Si tú no haces esto, ¿crees que le interesará o podrá hacerlo alguna institución, cuando, como todos saben, la educación pública oficial se ha convertido en un botín político (sindicatos, paros, marchas, etc.), en un medio de control social (ideologización, imposición de contenidos, etc.), que además está sujeta a políticas internacionales, en la que están de por medio muchos intereses particulares, con miles de millones de recursos de por medio, etc., y cuando muchas veces la privada se ha convertido sólo en negocio?

Hace unos meses leí un cartel que decía: “Con mis hijos no te metas”. Una alternativa para que con tus hijos no se metan es que los eduques y los instruyas tú mismo en familia, en casa. Hacerlo tiene muchas ventajas, podrían tener también alguna desventaja; sin embargo, veamos hoy las ventajas. Tú ¿qué ganarías? Para comenzar, varios miles de pesos en el inicio del curso escolar (uniformes, zapatos, ropa deportiva tenis, cuadernos, libros, lápices, bolígrafos, juegos de geometría, lonchera, etc., etc.) que no gastarías, las cuotas o colegiaturas (algunas abusivas); también te ahorrarías los traslados, el tráfico, las prisas, el estrés (hay mamás que se la pasan de choferes); habría más tiempo para compartir con tus hijos, se fortalecerían mucho los lazos familiares, les podrías enseñar lo que tú consideres más importante para la vida. Y ¿los niños que ganarían? Atención personalizada, desarrollarían más sus habilidades, irían a su ritmo, ayudarían más en las labores de casa, aprenderían a cocinar, a comprar en el mercado, etc., etc., no se expondrían al bullying, a ser ideologizados, y sobre todo, sobre todo, no perderían la fe.

Para más información puedes visitar: aquí

También, interesantes conclusiones de un Congreso homeschooling en España en 2012: https://bit.ly/2KFHvfO





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