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¿Por qué ver Inesperado, la película?

Ver "Inesperado" es hoy algo necesario para los mexicanos, sobre todo cuando hemos llegado a creer que la vida humana vale muy poco.

31 octubre, 2019
La historia de Abby Johnson, la mujer que fue líder de una clínica abortista en Estados Unidos y que se convirtió a activista provida, está sacudiendo muchas conciencias en México. Cuando sus ojos vieron, a través de una pantalla ultrasonido, cómo un feto luchaba por su vida frente a la aspiradora que quería devorarlo en el útero materno, y que finalmente fue succionado, el alma de Abby se estremeció hasta lo más profundo. Su vida dio un giro radical y, desde el abismo de sus pecados, la mano misericordiosa de Dios le descubrió la verdad: la vida humana es sagrada desde su concepción. Leer: Abby Johnson, la mujer que supervisó miles de abortos y hoy es provida La producción cinematográfica de Eduardo Verástegui en la película "Inesperado" es una luz que se abre en la oscuridad que México vive, donde la violencia y la muerte se han convertido en el pan cotidiano en sus pueblos y ciudades. Mientras que en Oaxaca esta semana se ha publicado oficialmente la ley del aborto, la película es una fuerte llamada de Dios para que valoremos el milagro de la vida humana, y para que la defendamos de quienes quieren imponer el reino de la muerte. "Inesperado" nos muestra a grupos de hombres y mujeres que han tomado muy en serio la defensa de la vida humana, y que saben desafiar la cultura de la muerte plantándose frente a clínicas abortistas para orar por los no nacidos, por sus madres y por el personal sanitario que en ellas trabajan. La gente provida nos muestra que, en el fondo de la batalla, existe una guerra espiritual y que en ella la oración es decisiva para triunfar. Pero además nos enseñan a actuar en el nombre, no de un Dios irritado e implacable, sino de un Dios compasivo y misericordioso con las mujeres que abortan. La película le quita la máscara a una siniestra organización disfrazada de buenismo, y que está detrás del lucrativo negocio del aborto: Planned Parenthood. Se trata de una empresa internacional con muchos millones de dólares disponibles para extender el aborto en América Latina y seguir aumentando sus cuentas bancarias a costa de vidas humanas y del sufrimiento de las mujeres que abortan. Quienes respaldan a esta organización en México figuran falsos maestros: las Católicas por el Derecho a Decidir, el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) y MexFam. Pero también colabora indirectamente con ella toda organización que promueve los derechos sexuales y reproductivos. Abby Johnson salió del oscuro mundo de las aborterías y del feminismo radical para descubrir una nueva manera de ser feminista. Este nuevo feminismo mira el aborto como explotación a la mujeres y promueve la maternidad como medio para empoderarlas. En la base de esta nueva manera de ser mujer está el amor y la inteligencia, y no el odio ni la agresividad que suelen mostrar las feministas radicales en sus discursos y marchas callejeras. Las nuevas feministas creen que toda vida –nacida y no nacida– tiene una dignidad incomparable que hay que promover. Celebro que católicos como Verástegui estén realizando cine con valores. Ver "Inesperado" es hoy algo necesario para los mexicanos, sobre todo cuando hemos llegado a creer que la vida humana vale muy poco. No permitir que la violencia a lo no nacidos y a las mujeres se institucionalice con la ley del aborto, es camino de regreso a la paz dentro de nuestras familias y en nuestras calles. Artículo publicado originalmente en el Blog del padre Hayen.

La historia de Abby Johnson, la mujer que fue líder de una clínica abortista en Estados Unidos y que se convirtió a activista provida, está sacudiendo muchas conciencias en México. Cuando sus ojos vieron, a través de una pantalla ultrasonido, cómo un feto luchaba por su vida frente a la aspiradora que quería devorarlo en el útero materno, y que finalmente fue succionado, el alma de Abby se estremeció hasta lo más profundo. Su vida dio un giro radical y, desde el abismo de sus pecados, la mano misericordiosa de Dios le descubrió la verdad: la vida humana es sagrada desde su concepción.

La producción cinematográfica de Eduardo Verástegui en la película “Inesperado” es una luz que se abre en la oscuridad que México vive, donde la violencia y la muerte se han convertido en el pan cotidiano en sus pueblos y ciudades. Mientras que en Oaxaca esta semana se ha publicado oficialmente la ley del aborto, la película es una fuerte llamada de Dios para que valoremos el milagro de la vida humana, y para que la defendamos de quienes quieren imponer el reino de la muerte.

“Inesperado” nos muestra a grupos de hombres y mujeres que han tomado muy en serio la defensa de la vida humana, y que saben desafiar la cultura de la muerte plantándose frente a clínicas abortistas para orar por los no nacidos, por sus madres y por el personal sanitario que en ellas trabajan. La gente provida nos muestra que, en el fondo de la batalla, existe una guerra espiritual y que en ella la oración es decisiva para triunfar. Pero además nos enseñan a actuar en el nombre, no de un Dios irritado e implacable, sino de un Dios compasivo y misericordioso con las mujeres que abortan.

La película le quita la máscara a una siniestra organización disfrazada de buenismo, y que está detrás del lucrativo negocio del aborto: Planned Parenthood. Se trata de una empresa internacional con muchos millones de dólares disponibles para extender el aborto en América Latina y seguir aumentando sus cuentas bancarias a costa de vidas humanas y del sufrimiento de las mujeres que abortan. Quienes respaldan a esta organización en México figuran falsos maestros: las Católicas por el Derecho a Decidir, el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) y MexFam. Pero también colabora indirectamente con ella toda organización que promueve los derechos sexuales y reproductivos.



Abby Johnson salió del oscuro mundo de las aborterías y del feminismo radical para descubrir una nueva manera de ser feminista. Este nuevo feminismo mira el aborto como explotación a la mujeres y promueve la maternidad como medio para empoderarlas. En la base de esta nueva manera de ser mujer está el amor y la inteligencia, y no el odio ni la agresividad que suelen mostrar las feministas radicales en sus discursos y marchas callejeras. Las nuevas feministas creen que toda vida –nacida y no nacida– tiene una dignidad incomparable que hay que promover.

Celebro que católicos como Verástegui estén realizando cine con valores. Ver “Inesperado” es hoy algo necesario para los mexicanos, sobre todo cuando hemos llegado a creer que la vida humana vale muy poco. No permitir que la violencia a lo no nacidos y a las mujeres se institucionalice con la ley del aborto, es camino de regreso a la paz dentro de nuestras familias y en nuestras calles.

Artículo publicado originalmente en el Blog del padre Hayen.




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