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Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios

2 enero, 2023
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios
P. Eduardo Lozano en Ángelus Dominical
Creatividad de Publicidad

INICIA EL AÑO 2023 y nada mejor que poniéndonos bajo la mano maternal de Santa María, Madre Dios, a quien celebramos justamente en la Octava de la Navidad, como para cerrar el ciclo central de este precioso tiempo que nos recuerda la ternura y la cercanía del Padre Eterno que nos envió a su Hijo, nuestro Salvador…

ME LLEGA DE ALEGRÍA recordar que el título “Madre de Dios”, fue el título que la Iglesia dio a María desde los primeros siglos; y como suele suceder, fue el pueblo santo de Dios –común y corriente- quien se adelantó a la proclamación oficial hecha por la Jerarquía de aquellos siglos…

FUE HACIA EL AÑO 250 que ya aparece, de modo popular, una de las primeras plegarias a la Virgen María y que tú –sin duda- te sabes de memoria; como en aquel entonces era la lengua latina la que giraba en todo el imperio romano, pues los primeros cristianos iniciaban tal oración diciendo: “Sub tuum praesidium”…

BAJO TU AMPARO nos acogemos, Santa Madre de Dios (y ahora continúa tú hasta terminar, y cuando la acabes sigue leyendo); en tal plegaria late el corazón de toda la Iglesia que siempre ha tenido en un lugar especial a María, Virgen gloriosa y bendita; y me atrevo a decir que ahí también está contenido el clamor de hombres y mujeres que tal vez no conocen a Cristo ni a su Madre, pero que buscan verse libres de todo peligro…

PIDO PERDÓN POR una horrorosa digresión que ahora hago, pero rápido vuelvo a la trama que inicié; en el Evangelio el nombre de Herodes se asocia a dos gobernantes (y me parecen muy tontos) que terminaron por manchar de sangre su conciencia, pues el primero (llamado “el Grande”) ordenó la persecución y matanza de aquellos infantes para deshacerse de quien sería el Rey de Israel, y el segundo (llamado “Antipas”) sería quien ordenó la ejecución de Juan el Bautista por andar de boquiflojo (doble moraleja para cualquier gobernante actual: acuérdate que alguien ocupará tu lugar aunque no sea de tu agrado, y amárrate bien la lengua para que no te enredes en ella)…

FUE EN EL AÑO 325 cuando se celebró el Concilio de Nicea y ahí se comenzó a definir la verdad central y profunda sobre Cristo, luego el Concilio de Constantinopla (año 381) retomaría el debate y la clarificación final llegaría con el Concilio de Éfeso, (año 431); tales verdades las proclamamos domingo a domingo al rezar el Credo: Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, Dios de Dios y Luz de Luz…



Y UNA CONSECUENCIA NATURAL del dogma cristológico (ese es el nombre técnico de tales verdades) fue la proclamación de la Bienaventurada Virgen María como “Theotókos”, es decir como “Madre de Dios”, dejando atrás lo que hoy podríamos entender como madre ficticia, madre parcial, madre aparente, o madre a medias: María es Madre del Verdadero Dios y Verdadero Hombre que es Jesucristo…

CON LA DISTANCIA de tantos años, hoy nos parecería que tales verdades de nuestra fe se fueron dando de la manera más tersa y sin contratiempos, pero hay que zambullirse por aquellas páginas de historia y descubriremos lo que es parte de nuestra humanidad pecadora: hubo debates pero también persecuciones, hubo posiciones teológicas pero también políticas, hubo concesiones con cara de misericordia pero también condenaciones con máscara de ortodoxia…

NADA QUE EN VERDAD valga la pena surge así como por generación espontánea; nada que esté destinado a ser grande y bello surge de un “abracadabra”; ¿o acaso la cena de anoche fue echarle agüita a unos polvitos y ya?, ¿o has visto una mansión que resulte de inflar un paquete de plástico?, ¿o sigues soñando que México será otro nada más por decreto de algún gobernante como Herodes???…

TODO APUNTA A QUE 2023 no será un año fácil (¿cuál año lo habrá sido?), pero que ni te espanten ni te amilanen los agoreros pesimistas, y que tampoco te endulcen el oído ni te coman el mandado los que afirman que ya estamos felices, felices, felices; recuerda que la mejor y más importante historia es la que vives y escribes con tu propio esfuerzo y tesón, con tus ideales y tus miserias; la más importante historia es la que asumes como el Verbo Eterno de Dios asumió nuestra humanidad: con todas sus implicaciones y consecuencias, con todos los riesgos y peligros, así como la vivieron y enfrentaron José, María y Jesús…

 





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